viernes, 2 de febrero de 2024

CARTA A MARIANA, CON UN SALVADILLO CON TEMPERANTE

Querida Mariana: ¿cómo se preserva el conocimiento? ¿Cómo nuestra ciudad protege su historia? Hace falta consignar los testimonios de sus habitantes, porque Comitán, en su esencia, está hecho del aporte de sus ciudadanos. En la relación de cintas nominadas para obtener el Óscar como mejor película extranjera aparece la japonesa, dirigida por Wim Wenders, la película se llama “Perfect days”, que en mi inglés de pencil-lápiz significa Días perfectos. ¿Por qué hablo de esta película? Porque la historia cuenta el testimonio de vida de un modesto hombre cuyo trabajo es limpiar baños públicos. La historia está muy lejos de las vidas de los grandes personajes. La cinta de Wenders está en un extremo opuesto al extremo donde está una película sonadísima, la de un gran personaje de la historia: “Oppenheimer”. Esta cinta está nominada en la categoría de Mejor película. Ambas cintas ya han sido reconocidas con la nominación, falta ver si obtienen la preciada estatuilla. Pero, lo que deseo expresar es que ambas están en esquinas opuestas. Oppenheimer cuenta la historia del hombre que encabezó el proyecto de creación de la bomba atómica. ¿Mirás? Oppenheimer es un tipo de gran importancia en la historia del mundo. ¿Qué pasa con la otra vida, la del modesto personaje que lava sanitarios? Hoy, gracias al trabajo de Wenders, la vida de un modesto ciudadano de Japón (país que se vio fracturado con la bomba atómica) está ya en la memoria colectiva, expuesta a los reflectores. Wenders nos regala la historia sencilla de un hombre sencillo. ¿Se puede aprehender un mensaje? ¡Se puede! Se puede decir que toda vida es importante en el desarrollo de las sociedades, unas son más impactantes, pero todas son parte importante del engranaje. Las manos de Oppenheimer diseñaron una bomba que destruyó miles de vidas; las manos del personaje de Wenders sólo limpia sanitarios. Todas las manos modelan el destino del mundo. No he visto las películas, pero ya me conocés, si me tocara elegir ver una de las dos elegiría la de Wenders, en la sinopsis dicen que el personaje “parece contento con una vida sencilla. Fuera de su rutina entrega su pasión por la música y los libros…” Lo que pretendo con este rollito es decir que la historia del mundo está hecha de todos los segmentos de la sociedad. Comitán es lo que es por el actuar de los grandes nombres, pero también por el día a día de los nombres modestos. Si hacés una ligera revisión de los elementos que influyeron para el nombramiento de Pueblo Mágico hallarás que los argumentos principales están escritos en la bitácora de los nombres anónimos, los que han fortalecido el voseo, las anécdotas, las tradiciones, el arte popular, la historia común. Pronto se celebrará una de las tradiciones más emblemáticas de Comitán: la magna entrada de flores dedicada a San Caralampio. ¿Quién apuntala esta celebración? ¡El pueblo! Los gobernantes pretenden apoderarse del caudal luminoso, pero no lo logran, porque los gobernantes son aves de paso, el pueblo es permanente; los gobernantes son de temporal, los habitantes son de riego. Es importante conocer la historia de Oppenheimer, pero también es esencial apropiarse de esas mínimas historias, las de personas sencillas que, ladrillo a ladrillo, día a día, levantan la gran construcción que somos. La historia es una lámpara, es nuestro lazarillo; somos ciegos sin el conocimiento de lo que somos, tatarateamos cuando desconocemos el origen de nuestro espíritu. Posdata: ¡necesitamos conocer y reconocer los testimonios de todas las personas! Ello ayudará a valorar lo nuestro, para reafirmar nuestra identidad. ¡Tzatz Comitán!