jueves, 29 de febrero de 2024

CARTA A MARIANA, CON FOTOS MARAVILLOSAS

Querida Mariana: en mi blog tengo cuatro mil ochocientos textos. ¿Cuántas fotografías tenés en tu computadora? Miles, también. Cada texto, cada fotografía, son testimonios de vida. En la fotografía que anexo hay un nutrido grupo de alumnos de nuestro Colegio Mariano N. Ruiz. La foto no es clara, como si el tiempo pasara su mano y la cubriera con la niebla eterna. Pienso en todo el tiempo que he dedicado a escribir los textos que están en mi blog. ¡Más de cuatro mil ochocientos! Pienso en todos los instantes que detienen las fotografías. Siempre que reviso un álbum (ahora, archivo de computadora) pienso en cómo los seres humanos insistimos en detener el tiempo, aunque sea a través de palabras o de imágenes. La vida es un grifo descompuesto, por más que intentemos arreglar el grifo es imposible detener el goteo. Nuestra medida del “desperdicio” es el segundo. Tac tac tac tac. No es posible parar el tiempo. Así se va la vida. Tengo sesenta y seis años de edad y parece que fue ayer que estaba sentado en el Cine Comitán al lado de mis papás. Hoy, el Cine Comitán no existe y mi papá falleció hace treinta y cuatro años. Sólo mediante las fotografías y los testimonios orales y escritos es que recuperamos esos instantes, instantes que nos devuelven un poco de vida. Los textos y las fotografías son el tapón que impide que el agua se vaya a la coladera inmisericorde, pero (¿lo has visto?), los lavabos tienen un hueco para evitar que el agua rebose, así pues, la vida está irremediablemente condenada a ir al caño. No me preguntés de cuándo es esta foto que anexo. No lo sé. Lo único que sé es que es el patio trasero del edificio de la primaria, la del barrio de San Sebastián. No sé qué acto fue, pero veo una multitud de niños y niñas bien atentos a lo que sucede al frente. El fotógrafo hizo que el goteo del tiempo se detuviera, acá está la prueba, hubo un día (en un remoto pasado) que la multitud de alumnos se concentró en el patio posterior. Acá está la prueba, esta imagen revive el pasado, lo retrotrae, lo hace presente. Puedo escuchar el rumor de los niños. Sólo puedo decir que esta imagen es del tiempo A. C. ¿Antes de Cristo? ¡No! Antes del celular. Por esto, te mando la imagen, porque es única, irrepetible, es del tiempo de las cámaras analógicas, es un testimonio valiosísimo de una época que se fue al hueco eterno. Los niños y niñas que acá están (segurísimo) ya crecieron, ya son adolescentes o adultos. Tal vez alguno recuerda este momento vivido. Si viera la foto recordaría el instante y podría decir qué suceso los convocó. Una de las más grandes ventajas de las escuelas y colegios es la posibilidad de compartir vida con los compañeros. Cuando hay una gran plebe todo se vuelve fiesta. Si un mago se presenta en el escenario, todo mundo está pendiente de los malabares que hace con las manos y cuando aparece algo inesperado decenas de chicos y chicas lo celebran, como los de la plaza avientan un olé de emoción, éstos avientan un ¡oh!, de admiración, y sonríen y aplauden. El festejo de la fotografía fue un acto especial. Las banderitas que cruzan de un extremo a otro son muestra de que hubo un festejo inusual. En la parte posterior se distingue algunos adultos, pero la masa compacta del frente está integrada por niños y niñas, alumnos de nuestro colegio. ¿De qué año es la fotografía? No lo sé. Lo que sí puede asegurarse es que no es de este siglo XXI, es del siglo XX. ¿Mirás el prodigio de la fotografía? Nos avienta una cubetada de luz en la mirada y en el espíritu. Posdata: la foto la encontré en el Archivo del Colegio Mariano N. Ruiz, en cuanto la vi, así un poco borrosa, sin más datos, pensé que debía compartirla con vos, porque sé que puede servirte para un guion de corto cinematográfico, hacer que el instante no se pierda, que crezca, tal vez esto sea el motivo principal de la creación artística: pepenar una fracción de luz del pasado para iluminar nuestro presente. Reviso mi blog y me sorprende la cantidad de textos que he escrito, ¡miles! La escritura es parte significativa de mi vida y esta vida la comparto en esos cachitos que, espero, también den vida. Si es así ¡ahí la llevamos! ¡Tzatz Comitán!