jueves, 22 de febrero de 2024

CARTA A MARIANA, CON MENSAJES LLENOS DE VIDA

Querida Mariana: el Facebook es generoso. Gracias a esta red social medio mundo se comunica con medio mundo. Ayer me topé con un mensaje que escribió José Delmar Domínguez Torija. Llamó profundamente mi atención. Te paso copia de lo que escribió: “En el 2018 estuve de vacaciones en mi lindo Comitán. Lo primero, ir a dar gracias por llegar con bien de mi viaje, a los tres grandes: el Niñito Fundador, Santo Domingo de Guzmán y San Caralampio. Al entrar a la iglesia de Tata Lampo me percaté que el acólito tenía fracturado parte de su cráneo, pedí permiso para su restauración, me otorgaron el permiso y lo restauré. Fue un gran honor para mí servir a mi querido Tata Lampo”. Primero hago una aclaración por si pasás copia a alguno de tus amigos extranjeros. En Comitán todo mundo sabe que el “acólito” es una figura de bulto que sostiene una alcancía. Sí, hago la aclaración porque alguien podría confundirse y pensar que alguna persona tenía fracturado su cráneo. Tal vez vos viste al acólito que, en efecto, tenía una fractura en la cabeza. Dicho eso, ya podemos entender lo que José Delmar hizo, pidió permiso y arregló la cabeza de la imagen, que, ahora decimos, si no hubiera sido por el buen gesto de él así siguiera con la tzola rajada. La acción de José Delmar es positiva, pero luego desgrano lo primera parte de su mensaje y veo que también tiene una gran carga emotiva. El mensaje está dictado desde la nostalgia, porque fue escrito en 2024 y habla del año 2018 cuando visitó el pueblo, él cariñosamente dice: “mi lindo Comitán”. Esto siempre me sorprende, a veces olvidamos lo que Comitán significa para muchos. Hay miles de paisanos que evocan con añoranza, a veces con tristeza, el pueblo que, por diversas razones, debieron abandonar. Los que acá seguimos tenemos como oración la parte de una canción de la poeta argentina María Elena Walsh, que se titula: “Serenata para la tierra de uno” (si no la has escuchado te recomiendo que lo hagás) y que en unos de sus versos dice: “…porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy…” Quienes se alejan de Comitán lo hacen con dolor, nosotros nos quedamos porque nos morimos si nos vamos. José Delmar vino de vacaciones en 2018 y al llegar con bien lo primero que hizo fue agradecer a los tres grandes. Esto es una genialidad. Acá, con perdón de las feministas y de los adoradores de la paridad de género, debemos decir que muchas personas tienen el mismo sentimiento que José Delmar definió como ¡los tres grandes! Sí, sí, tenés razón, mucha gente ama a la Virgencita de Guadalupe y demás santas amigas, pero en el pueblo existe una especial predilección por los tres santos mencionados. José Delmar nos dice que los tres son bien comitecos. He visto que muchos paisanos y personas de otras partes de la república o de otros países vienen especialmente a Comitán para visitar al Niñito Fundador y a San Caralampio, sobre todo. Así como millones de personas viajan a Francia para visitar la gruta de la Virgen de Lourdes. Acá no vienen millones, pero sí miles de personas acuden a saludar al Niñito Fundador y a San Caralampio. José Delmar no le restó méritos a nuestro santo patrono. Él tiene una triada consentida y al llegar al pueblo va a los tres templos para agradecer la bendición de estar en su lindo Comitán. ¡Qué imagen tan bonita! Debo decir que cuando viví una temporada en Puebla (casi nueve años) al regresar de vacaciones al pueblo, lo primero que hacía era ir al mercado primero de mayo a tomar un vaso de atol de granillo. Ah, qué bobo soy, me ganaba más la panza que el espíritu. Por eso, me quito el sombrero ante José Delmar porque él daba gracias a los tres grandes. Me encantó este triángulo divino. ¿Y ya miraste el mojol? Vio que el “acólito” andaba con la cabeza quebrada y la arregló, sólo para servir a su querido Tata Lampo. Posdata: leí con emoción su mensaje, en cada palabra descubrí un corazón agradecido, un comiteco de prosapia, de buen genio, de magnífico espíritu. Que sus tres grandes siempre estén con él y lo bendigan. ¡Tzatz Comitán!