"Sé un Águila" es el título del más reciente libro del escritor comiteco: José Armando Velasco Ramírez. Es el volumen número 29 de la Colección Balún-Canán. Muy pronto estará disponible ya en la ciudad de Comitán.
De igual manera que en su primer libro: "10 Historias para reflexionar" (Número 17, de la Colección Balún-Canán), en "Sé un Águila", José Armando pretende enviar un mensaje de esperanza. Una esperanza posible.
José Armando conoce el mundo de las dependencias, conoce la sombra y el lodo que ensucian el espíritu del hombre que tiene una dependencia; pero conoce también la luz del hombre que confía en su mente y en el poder infinito del universo. En este libro, de nuevo (qué bueno), vuelve a decirles a sus lectores que existe un camino llano.
¿Para qué sirve la lectura? La lectura sirve para hacer mejor al hombre, para que el hombre se eleve. José Armando sintetiza en el título de su más reciente libro su pretensión: "Sé un Águila".
José Armando le dice a sus lectores que al hombre que está en el fondo de un pozo le basta mirar hacia arriba para descubrir el cielo. Cuando el hombre intenta volar ¡lo logra!
Bienvenida la iniciativa de José Armando. Sé que su libro hará el bien y ello es una bendición en estos tiempos.
DIOS TAMBIÉN RESUELVE CRUCIGRAMAS (23)
Marina no dijo nada. Miraba el mar.
-Digo, pregunto porque nunca la había visto y yo vengo seguido por acá.
El mar ya había entrado en los ojos y en la piel de Marina.
-A mí me dicen "paletas", pero me llamo Juan y estoy para servir a Dios y a usted, doñita. Lo que más me gusta es ir al cine por las tardes. ¿A usted no le gusta el cine?
Abrí la puerta y salí.
-Idiay, Chucho, ¿cómo estás? Yo acá platicando con la doñita, le andaba diciendo que a mí me gusta el cine.
-A todo el mundo le gusta el cine -le dije a Juan mientras veía que Marina seguía mirando el mar, como fiel navegante.
-Caray, eso quiere decir que también a la doñita le gusta el cine. ¡Quién iba a decir que ella y yo tenemos los mismos gustos! -dijo Juan y cerró un ojo buscando mi complicidad. Yo pensé que Juan era, en ese momento, la forma en que Dios se manifestaba. Yo tomé el pañuelo con dinero que Marina tenía en su regazo y le ordené:
-Cierra los ojos, Marina, y escucha la voz de Juan, sólo su voz.
Ella cerró los ojos, yo jalé a Juan y le dije al oído que si le había gustado Marina ese era el momento de enamorarla. En voz baja, Juan me dijo gracias, y comenzó a decirle a Marina que las películas que más le gustaban eran las de blanco y negro.
Entré al salón y no volví a salir, para no interrumpir la plática de Marina y Juan.
(Continuará)