miércoles, 20 de octubre de 2021

CARTA A MARIANA, CON IMAGEN DE LOS AÑOS SESENTA

Querida Mariana: a la derecha está el palacio municipal; a la izquierda ahora está el Restaurante ‘Ta Bonitío. Se alcanza a ver una de las torres del templo de El Calvario. Comencé esta carta con estos puntos de ubicación para que sepás que se trata de la actual avenida central, la que da directo al parque central, de hecho, el auto que encabeza esta manifestación ya está a punto de llegar a la vueltita donde está la escultura “Día marcado”, del escultor comiteco Luis Aguilar. Ya te di ubicación geográfica, ahora toca dar referencia temporal. La fotografía fue tomada del archivo del INAH federal y corresponde a la visita que hizo Gustavo Díaz Ordaz, presidente de la república, en junio de 1968. Muchas personas que ven la fotografía comentan que meses después el gobierno de Díaz Ordaz mandaría a reprimir en forma brutal a los estudiantes en la matanza de Tlatelolco. Deseo mencionar dos detalles que llaman mi atención de la fotografía y que aportan elementos para ver cómo era la sociedad de entonces. El primer detalle es la manifestación de júbilo que se percibe. No sé si vos, en estos últimos años has visto una manifestación similar. ¡No! Si ahora me obligás a hacer un ejercicio mental digo que no. La más reciente visita de un presidente de la república se dio el pasado agosto, el presidente vino para encabezar el acto conmemorativo del Bicentenario del Acta de Independencia de Comitán. Fue tiempo de pandemia, tiempo que obliga a no realizar manifestaciones multitudinarias, pero aunque no hubiese tal restricción esta multitud no se habría dado, porque ahora los grupos que se encargan de la seguridad presidencial no permiten esta cercanía, ahora acostumbran colocar vallas, delimitar el espacio por donde caminará el presidente. Acá mirás que el presidente Díaz Ordaz viaja en un automóvil abierto y la gente está a dos metros de él; hoy, el presidente viaja en un automóvil cerrado, blindado. Los tiempos son otros. La cercanía que se ve en esta foto otorgó un carácter que hoy ya no tiene nuestra sociedad. Los estudiantes eran llevados a hacer valla y los sindicatos obligaban a sus agremiados a asistir a la recepción. Las vallas eran humanas, no metálicas. Mucha gente era de la llamada acarreada, pero, no sé qué digás vos, veo en esta fotografía que la gente recibe al presidente con júbilo. Hay una luz que indica que Comitán reconoce al visitante distinguido. Ese día, ¡nadita!, estuvo en Comitán el presidente de la república, un personaje que ostenta un cargo que nadie más en el país. Diputados, senadores, gobernadores forman grupo, presidente de la república es unidad, la máxima unidad. Quienes están en los balcones del edificio municipal, sin duda, son empleados o parientes cercanos que tuvieron el privilegio de ver al presidente de la república desde un palco que hoy se llamaría VIP. Pero, las personas que están en la banqueta es gente del pueblo, también very importan people, pero sin blasón. ¿Ya miraste, en la esquina derecha, donde está un cartel, dos sombreros que se blanden en el aire? Esos modestos sombreros son de dos personas que se los quitaron y agitaron para saludar al visitante VIP. Eso, disculpá, nada tiene que ver con el acarreo, porque a esas personas no les dieron instrucciones, ¡no!, en la emoción del momento, esas dos personas se quitaron los sombreros y los abanicaron para saludar a Díaz Ordaz. No sólo fue muestra de algarabía, también fue muestra de respeto. Antes, en este pueblo, las personas que usaban sombrero se descubrían la cabeza cuando pasaban frente a un templo católico o cuando había homenaje a la bandera nacional o cuando saludaban a alguien de respeto. Posdata: el segundo detalle es la belleza de los festones tendidos en las fachadas de las casas. El festón es símbolo de alegría y de festejo. Se engalanaban las fachadas o los interiores de las residencias cuando había un acto celebratorio: un cumpleaños, primera comunión, una boda, un bautizo, quince años de la muchacha bonita o la visita de un visitante distinguido. La mañana de esta fotografía, Díaz Ordaz entró por la calle del Hotel Los Lagos (la que hoy es 3ª calle norte poniente), pasó a la Escuela Fray Matías de Córdova, llegó a la esquina con la avenida central hasta llegar a este momento sublime. Si alguien hubiese tomado una foto en cualquier momento del recorrido habría conseguido una fotografía similar. Las banquetas estaban llenas de personas que aplaudían, aventaban confeti, saludaban con las manos o con sombreros al presidente de la república. Esa mañana fue una mañana de júbilo popular. Hubo miles de acarreados, pero todos ellos vivieron el momento con emoción, sabedores que eran testigos de un momento histórico: el presidente de la república estuvo en Comitán esa mañana.