sábado, 9 de octubre de 2021

CARTA A MARIANA, CON UNA TORTILLA RECIÉN SALIDA DEL COMAL

Querida Mariana: ¿antojo de una tortillita recién salida del comal? Una vez presencié el instante donde una tortilla sube la pancita, se infla. ¿Qué ley física hace que ese prodigio se dé? No me preguntés. Disfruté ese momento, ahora vuelvo a revivirlo y siento la misma emoción. El pasado 29 de septiembre celebramos el Día Nacional del Maíz. Así como es impresionante ver cómo sube la pancita de una tortilla, es una bendición observar los campos donde los maizales se mueven al ritmo del viento. Uno de mis libros de primaria traía una imagen donde un indígena casi desnudo, sólo vestido con un taparrabo, cortaba elotes en un maizal. Esa imagen remitía a tiempos remotos. El mismo libro decía que México era el país donde el maíz se descubrió. Tampoco lo sé con precisión, ya mirás que mucho del conocimiento anterior se modifica con el paso del tiempo. Hubo un momento en la historia que se pensó que el Sol daba vueltas alrededor de la Tierra, como miraban que el Sol salía en la mañana y se ocultaba en la tarde concluyeron que el Sol era el que andaba dando vueltas alrededor de nuestro planeta. ¡Pucha! En fin, la única certeza es que el maíz es ingrediente esencial en la alimentación de nuestros pueblos. Todo México come taquitos. A mí me encanta pasar por una de esas taquerías callejeras y mirar los letreros. ¿Sabés que hay tacos de nenepil? Ah, me encanta esa palabra. No sé qué es el nenepil, ni qué sabor tiene, pero debe ser rico, porque hay muchas personas, muchísimas, que piden ¡dos de nenepil! Los tacos que sí probé fueron los tacos de lengua, de lengua de cuch. ¡Qué cosa tan rica! Acá en Comitán me gustaba ir a la Taquería Los Cochinitos, que en los años ochenta estaba cerca del Colegio Regina; también, igual que la licenciada Frías, me encantaban los tacos del Zinapécuaro. Cuando me convertí en vegetariano mi mamá comenzó a preparar tacos al pastor, sustituyó con soya la carne de animal. La verdad es que no extrañé los anteriores, porque mi mamá los cocinó con piña y una salsa hecha con aguacates. Con esto quiero decir que lo insustituible en un taco es la tortilla de maíz. Antes de la pandemia me gustaba ir al mercado Primero de Mayo y pedir un vaso de jocoatol (atol agrio) o un vaso de atol de granillo. Acá no decimos atole, acá decimos atol. El atolito era acompañamiento perfecto de cinco chinculguajes, que son tortillitas de maíz rellenas con frijol molido. Todo mundo disfruta el maíz. Hay decenas de recetas que lo tienen como ingrediente principal. ¡Ah!, muchas de mis tardes comitecas estaban cobijadas por la luz ambarina del sol y por cucharadas de esquites, que pedía con unas gotas de limón, una pizca de sal y un puñito de polvojuan. Muchos amigos me preguntaban por qué no le agregaba la mayonesa, el queso y la salsa roja como lo come la mayoría. No quiero imponer mi punto de vista, pero pienso que el sabor puro del maíz se pierde con la mezcla del queso, mayonesa y salsa. En la forma que los como disfruto el sabor de los granitos de maíz, sólo potencializado con limón, sal y el polvojuan. En ocasiones, ¡qué suerte!, los granitos de maíz estaban bien tiernitos. Ese sabor me sigue remitiendo a uno de los instantes más luminosos. Hablo del maíz, porque hace dos días leí en las redes sociales que en Juncaná (¡qué maravilla!) realizarán la Feria del Elote 2021, en homenaje al profesor Manuel de Jesús Gómez Espinosa. La invitación dice que habrá muchos actos culturales (incluido un toque de tambores y rezo de agradecimiento) y despiertan el gusanito con la frase: “Disfruta de los derivados del elote”. ¿Se antoja un elote asado o un elote hervido? Ahora me doy cuenta que he disfrutado muchos antojos. Perdón por insistir, pero, antes de la pandemia era mi gusto ir a La Trinitaria y comprar con el señor Solórzano panes de elote. ¡Deliciosos! Esos panes los hace su esposa y él los vende en su Minisúper que está a media cuadra del parque central, el parque hundido. Él alaba la mano privilegiada de su esposa, me decía: “vienen de Comitán y de muchos lugares a comprar este pan de elote”. Sí, riquísimo. Juncaná es famoso por la riqueza del maíz que ahí cultivan. Por eso la realización de la Feria del Maíz sólo confirma la grandeza de la región. Pero, Juncaná es famoso también porque ahí falleció José María Melo. ¿Quién fue Melo? Conozco a tres personas que son expertas en la vida y obra del General Melo, tres destacados investigadores chiapanecos: mi amigo Mario Nandayapa, mi maestro Ricardo Cuéllar Valencia, y el respetado cronista de La Trinitaria: el maestro Benito Vera Guerrero. Resulta que de pronto asoman las coincidencias. Me enteré que el sábado 16 y el domingo 17 de octubre del presente año se celebrará la Feria del Elote, y hoy, 9 de octubre, se presentará un libro de Mario Nandayapa que se titula: “José María Dionisio Melo y Ortiz. Presencia en México del liberal colombiano”. Entré a la página del gobierno de Colombia y encontré la siguiente ficha: “General José María Melo nació en Chaparral, el 9 de octubre de 1800; murió en Zapaluta, hoy La Trinitaria, México, el 1 de junio de 1860”. Un día fui a visitar a mi amigo, el doctor Baltasar Ramos Martínez, poeta, escritor e investigador. Él tiene su casa en Juncaná, precisamente frente a un pequeño monumento que recuerda que ahí murió el general Melo, a manos de los esbirros de Ortega. A ver, a ver, qué andaba haciendo un general colombiano en Juncaná. Ah, pues esa historia la conocen muy bien los amigos que te mencioné y, entiendo, ahora Mario lo narra en el libro que hoy presenta. Esta presentación será transmitida en vivo a través de la página del Museo Regional de Chiapas, a partir de las seis de la tarde. En la página de la república de Colombia me enteré que el general Melo fue presidente de la república colombiana en 1854 y agrega: “es posible que José María Dionisio Melo y Ortiz sea el único de los ex presidentes de Colombia cuyos restos mortales se encuentran fuera de su patria”. ¡Padre eterno, qué dato! Y menciono al Padre Eterno porque es la imagen que adoran los católicos de La Trinitaria. ¿Mirás la importancia del dato? En Juncaná, pequeño poblado del municipio de La Trinitaria están los restos mortales de un ex presidente de la república de Colombia. Con razón, en algún año del señor, al celebrar un acto en el monumento a Melo, hubo presencias importantes de personajes colombianos. ¿Estuvo el escritor y poeta Álvaro Mutis, amigo cercano de Gabriel García Márquez, el único premio Nobel de Literatura, de aquel país? Tal vez estoy inventando. Sin duda que el maestro Benito tiene el dato preciso. Pero, ¿qué andaba haciendo el general Melo en Juncaná? En la página de la presidencia de Colombia hay la siguiente información: después que fue presidente del país, fue expulsado, estuvo en Venezuela, posteriormente viajó a Europa, y en 1840 regresó a Colombia, pero en 1855 volvieron a expulsarlo de su país, con la prohibición de regresar en un lapso de ocho años. Hago una síntesis apretada, pero ahora copio: “el 12 de marzo de 1860, el periódico liberal de Tuxtla Gutiérrez (Chiapas) La Bandera Constitucional, lo saludó con gran despliegue en primera plana. Melo acababa de ofrecer su experiencia militar al gobernador Ángel Albino Corzo…”, más adelante, la página dice que es posible que “Melo haya sido el único general extranjero que defendió con las armas las leyes de reforma liberal impulsada por Juárez…” Melo luchó contra los conservadores dirigidos por el general mexicano Juan A. Ortega; el 1 de junio de 1860 el destacamento de Melo ocupaba la ex hacienda de Juncaná y ahí fueron sorprendidos por elementos de Ortega, quienes apresaron a Melo y lo fusilaron, ahí mismo. Posdata: la misma página dice que el cuerpo del general colombiano permaneció a la intemperie hasta que pobladores de Juncaná lo enterraron frente a la casa mayor, más o menos en el lugar donde ahora está el monumento en su memoria. Han hecho intentos de exhumar los restos para llevarlos a su patria, pero los dos intentos han sido infructuosos. Por el momento ahí siguen los restos del general Melo, quien fue presidente de la república de Colombia. ¡Pucha! Juncaná es un sitio histórico de relevancia, y la otra semana estará vestido de gala, porque celebrarán la Feria del Elote. ¡Ah! Qué delicia. Me encanta mirar las tortillas en el comal, es sublime el instante donde la pancita le crece. Las famosas arepas colombianas las hacen con harina ¡de maíz!