sábado, 30 de octubre de 2021

CARTA A MARIANA, CON UN MERECIDO HOMENAJE

Querida Mariana: conocí a doña Lolita Albores, la recordada cronista de Comitán. Fue mi privilegio. Todas las personas que conocimos a doña Lolita fuimos privilegiados. La semana pasada hubo una noticia agradable: un grupo de ciudadanos hará un homenaje a doña Lolita. Ella murió el 6 de enero de 2006. Amigos y familiares harán un altar en su memoria, en este Día de Muertos. Lo que desea el grupo de ciudadanos que impulsan el homenaje es que el altar principal del próximo año se realice en el lugar donde esté su estatua. Porque la iniciativa es que se inaugure una escultura dedicada a ella, que ya diseña Luis Aguilar Castañeda, el gran escultor comiteco. Doña Lolita, gracias a todos los dones que la naturaleza le prodigó es apreciada. La gracia suprema es que esos dones los usó para beneficio de la sociedad. El grupo que organiza este merecido reconocimiento dio a conocer la iniciativa a través de un video en redes sociales, ahí leímos que la sociedad comiteca recuerda con cariño su labor como “enfermera, partera, trabajadora social, declamadora, escritora, poeta, animadora de fiestas y eventos culturales, cronista municipal y, por último, cronista vitalicia de nuestra ciudad”. ¿Todo esto hizo doña Lolita? Todo esto y más, mucho más. Es cierto lo que dice el grupo “Imágenes históricas, leyendas y personajes de Comitán”, muchas, pero muchas personas en Comitán, recuerdan con agrado la presencia de doña Lolita. Claro, hay dos o tres personas que no la toleraban. Como cualquier ser humano, no fue monedita de oro. Pero la mayoría de la población sí reconoce las gracias de doña Lolita. Fue enfermera, partera y trabajadora social; es decir, atendió a seres humanos que necesitaban alivio y ella lo hizo con generosidad. Su carácter, siempre afable, le permitió extender lazos de simpatía entre los necesitados. Muchas personas que nacieron gracias a sus atenciones le decían abuelita, reconociendo que su mano había ayudado en el embarazo de la madre y en el momento del parto. Este continuo contacto con la gente le permitió conocer mucho de la cultura de la región. Ella, poseedora de una memoria suprema, pepenó frases, diálogos, palabras, situaciones, leyendas, chistes y anécdotas, que luego prodigó con la sociedad. Fue una mujer con un canasto en el brazo que levantó nubes del cielo comiteco y luego las hizo llover sobre todos los del entorno, lo hizo con una gracia especial, sin soberbia, de forma natural. Ella sembró alegría por la vida, por eso, la vida le retribuye cariño. El grupo reconoce su labor como declamadora, escritora y poeta. También en estas veredas caminó con la cabeza levantada. Su obra poética no alcanzó altos registros literarios, pero sí son recordados como textos sencillos, sin mayor pretensión. Doña Lolita fue fiel a su manera de ser, sus textos tienen mucho de su personalidad y su personalidad tenía mucho del carácter comiteco, ella fue una pepenadora de los rasgos más importantes de la cultura de Comitán. Hay comitecos que ven desde su altura de ladrillo la cultura comiteca y la minimizan, comenzando con el lenguaje. ¿Hablar de vos? ¡Ish!, dicen; ellos hablan de tú, como hablan los del centro del país. Comen pan compuesto y salvadillo con temperante, pero si están con amigos del centro del país prefieren comer hamburguesas y pastelitos Gansito. Doña Lolita poseyó la cultura de Comitán en sus manos. No tuvo complejo en sentirse orgullosa de la herencia que recibió de sus mayores, fue una gran continuadora de la tradición. Nos enseñó a querer a Comitán, nos enseñó a querer lo nuestro, nos enseñó a querernos, a respetarnos. El grupo la reconoce como gran animadora de fiestas y eventos culturales. Ese es un don, don que poseen muchas personas de este bendito pueblo. ¡Sí! Uno de los rasgos esenciales de los comitecos es la alegría por la vida. Doña Lolita, como muchos personajes de Comitán, poseía la gracia de contar chistes y anécdotas con una singular personalidad. Vos y yo conocemos a personas que tienen la chispa de mirar el lado positivo de la vida, cuando cuentan una anécdota simpática siempre la acompañan con una carcajada de guajolote, quienes están al lado de estas personas agradecen la bendición de estar al lado de quienes tienen rostro de lago de agua limpia y no al lado de quienes tienen rostro de charco con agua empantanada. Es feo, horrible, que, en un guateque, te toque estar sentado al lado de caras de funeral. Doña Lolita siempre fue un sol, una gran animadora de las tertulias, cuando se escuchaba el sonido de sus muletas el espacio se iluminaba y todos los amigos buscaban estar a su lado, para disfrutar la esencia del pueblo, contada en forma inigualable. Fue gran declamadora, fue el mojol cultural. Muchas niñas acudieron a sus clases y recibieron la estafeta de la declamación. No hubo concurso de declamación donde ella no estuviera presidiendo el jurado. Había estudiado declamación en la Ciudad de México, no era una improvisada. Y, por último, fue la primera mujer cronista del estado de Chiapas, cronista vitalicia de nuestra ciudad, encargo que realizó con gran compromiso y entrega. A través de sus crónicas describió el Comitán de los años veinte hasta fines del siglo XX. ¿Mirás lo que digo? Ochenta años de la vida cotidiana y sensacional de nuestro pueblo quedaron consignados a través de su mirada especial. Hoy, más que nunca, decimos que la crónica de este pueblo la hacemos entre todos. Los muchachos que hoy toman fotografías con sus celulares están haciendo un registro de este tiempo. Hoy, por fortuna, tenemos un gran espejo donde nos vemos y donde podrán reconocerse los comitecos de generaciones futuras. Pero, por supuesto, hay miradas especiales, la de doña Lolita fue una mirada única. Así pues, la iniciativa de honrar su memoria mediante una escultura que se colocará en el atrio del templo de El Calvario es una noticia sensacional. El escultor ya avanzó con el diseño. De hecho ya lo tiene terminado. ¿Qué falta? Algo sencillo, pero esencial: paga para financiar el proyecto. ¿Cómo se logran concretar estas iniciativas de la sociedad? Con la participación de todos. Los mayores cuentan que para construir el maravilloso templo de San José, la comisión encargada solicitó la ayuda de la población católica, la respuesta fue sensacional, se vio a cientos de personas llegar al lugar donde ahora se levanta el templo llevando una teja, un ladrillo, una bolsa de cemento, un bultito de arena; quienes tenían más paga donaron los hermosos vitrales y bancas para sentarse. Las grandes obras se consiguen con la ayuda de todos. Ahora, el grupo que lanzó la iniciativa de honrar a doña Lolita Albores solicita, asimismo, la colaboración del pueblo, de todos los que siguen reconociendo la obra de doña Lolita. Hay que abrir la cartera y mandar una paguita para contribuir con esta noble iniciativa. Basta que los miles de personas que recibieron el privilegio de estar cerca de doña Lolita se pregunten: ¿le debo agradecimiento? ¿La escuché declamar y me emocionó? ¿Sus chistes y anécdotas me hicieron sonreír? Al escuchar alguno de sus discos pícaros ¿he reconocido que ahí hay mucho de mi pueblo? ¿Atendió a mi mamá en su parto? ¿Llegó hasta mi comunidad y me vacunó con pericia y buen tacto? ¿Conozco más de mi pueblo, gracias a sus crónicas? Si doña Lolita extendió su mano generosa, entonces ahora es momento de honrar su memoria. Como nuestros ancestros lo hicieron al construir el hermoso templo de San José, los comitecos nobles de hoy debemos abrir el monedero y dar hasta donde alcance la cuerda del corazón. ¿Cómo hacer la aportación económica? El grupo Imágenes históricas, leyendas y personajes de Comitán escribió lo siguiente: “Para la procuración de los fondos hacemos una invitación a los miembros del grupo y a los ciudadanos en general a cooperar económicamente y sumarse a este homenaje y reconocimiento a uno de los más grandes personajes de nuestro pueblo mágico. Tu aportación es muy importante. Juntos podemos lograrlo. Gracias. Tel 444 629 2043 Número tarjeta BBVA: 4152 3135 9331 6891”. Posdata: dicen por ahí los clásicos que honrar honra. Cuando honramos a uno de los personajes de nuestro pueblo honramos a Comitán, ciudad que merece toda la honra del mundo. Aportaré una paguita a esta iniciativa. Me encantan las propuestas que nacen del corazón, que son nobles y que se hacen para honrar la memoria de quienes entregaron sus dones al servicio de la comunidad. Que viva doña Lolita Albores, por siempre, para siempre.