domingo, 17 de octubre de 2021
CARTA A MARIANA, CON TRES PREGUNTAS
Querida Mariana: comparto con vos esta etiqueta que subió la Secretaría de Cultura. Conmemora que el 11 de octubre de 1990 Octavio Paz recibió la notificación de ser el elegido para recibir el Premio Nobel de Literatura de ese año. La noticia causó revuelo en el ánimo intelectual de México. La mayoría de los interesados manifestó júbilo. No faltaron los que se sobaron el brazo por la erupción de envidia que les asomó.
Ahora, treinta y un años después de ese hecho, te hago tres preguntas.
Primera: ¿te gusta la poesía de don Octavio? He leído poco, algunos poemas me gustan, pero coincido con quien dijo que su poesía es fría, muy intelectual, le falta savia, y la savia es la que da vida.
Segunda: ¿te gustan sus ensayos? He leído poco, pero la mayoría de lo que he leído me gusta. Era un pensador soberbio. Se puede estar de acuerdo o no con sus ideas, lo que no se puede o no se debe hacer es ignorar a una de las mentes más brillantes de México, en el siglo XX.
Y tercera: ¿qué te parecen estos cuatro versos? Los que saben dicen que es un fragmento mínimo del poema “Maithuna”. Es complicado sacar del Todo un cachito, porque el poema es un fruto que debe comerse completo y no en gajos. No obstante, se nota cuando en un poema hay caminos luminosos, y acá, la mera verdad, todo es común; es decir, no parece escrito por un poeta que obtuvo el máximo galardón de la literatura mundial.
Y sí, ya Emilia (siempre crítica, qué bueno), me envió un mensaje por WhatsApp con esta etiqueta y luego con la letra de una canción que canta El Chapo, de Sinaloa. ¡Que nos bendiga la musa de todos los creadores!
Octavio Paz escribió estas líneas mucho antes que el autor de la canción que se llama: “Tú, yo y la luna”, y que en una línea de la letra dice: “anoche en tu cama éramos tres”.
La gran flauta. ¿Deben los herederos de Paz demandar por plagio? ¡No! Sucede que lo que Paz escribió fueron cuatro líneas comunes y corrientes. Pucha. Suena fuerte. No, en realidad, suena a pena.
Yo no sabía lo que Emilia me dijo. A la hora que leí la etiqueta que subió la Secretaría de Cultura pensé que si un joven aspirante a poeta presentara estos versos en un taller de poesía, todos los compañeros, incluido el coordinador, le dirían que eso no era poesía, que eso estaba cerca de una declaración de telenovela.
Y para corroborar lo dicho ahora sé que la famosa canción también la interpretan Los Tigres del Norte. ¡Dios mío! En lugar de decir que los Tigres tienen letras poéticas, podemos decir que, cuando menos en estos versos, don Octavio cayó a lo popular insulso.
¿Por qué la Secretaría de Cultura eligió estos cuatro versos tan de Chapo, de Sinaloa? ¿Lo quisieron hacer popular? Qué mala estrategia. La poesía, lo sabemos, es para espíritus exquisitos. Quienes leen a Paz no son consumidores constantes de la música de Los Tigres del Norte y viceversa, los escuchas de la música del Chapo, de Sinaloa, no andan con un libro de poesía de Octavio Paz debajo del brazo.
Leí la etiqueta y me dio pena ajena. Cuatro versos desafortunados de don Octavio. Por ahí leí un día un poema que se llama “Niña” y cuyos versos iniciales dicen:
“Nombras el árbol, niña.
Y el árbol crece, lento y pleno,
anegando los aires,
verde deslumbramiento,
hasta volvernos verde la mirada”.
Creo que esto justifica un poco más la calidad de nuestro poeta.
Lo otro parece escrito por un titubeante mozalbete:
“Anoche
en tu cama
éramos tres:
tú yo la luna”.
Posdata: mi amiga poeta Marirrós me dijo un día que no siempre se saca diez. Es cierto, pero los grandes tienen prohibido pasar de panzazo. ¡Pucha!