viernes, 12 de mayo de 2023

CARTA A MARIANA, CON CUESTIONARIO MOLINARI

Querida Mariana: mi hermana es una mujer linda, nació en 1945, hacé cuentas, ya tiene ¿cuántos años? Eso. Todas las mañanas me manda mensajes de aliento para el día, es muy amorosa. El otro día hallé algo que es muy íntimo, se animó a responder el Cuestionario Molinari, que responden los amigos que participan en el Platicatorio. Dije que es algo íntimo, pero me gustaría compartir algo con vos. No se enojará, digo que es muy cariñosa, con mi Paty se lleva muy bien y eso me da mucho gusto. Ahora (no lo vayás a decir) te compartiré algo de su pensamiento, porque vos sabés que el Cuestionario Molinari tiene esa pretensión: que quien lo responda busque la respuesta sincera en lo más íntimo de su corazón. Las respuestas sinceras ayudan a conocernos y ya lo dijo el sabio, el reto más importante de la vida es conocerse a uno mismo. ¿Recordás que la primera pregunta dice: con qué fruto comparás a tu papá? Pues mi hermana respondió que no tiene fruto, pero sintetizó el recuerdo de nuestro papá con cuatro conceptos: hombre incansable, hombre respetuoso, hombre noble y hombre honesto. ¿Mirás? A mí me da mucho gusto que Esther sintetice así el recuerdo que tiene de don Augusto Molinari. Mi papá, como todo mundo, no fue monedita de oro, ni fue un santo, pero muchísimas personas de la comunidad que lo conocieron coinciden con lo que mi hermana dice, don Augusto fue un hombre incansable (chambeador como él solo), respetuoso (con todo mundo, con potentados y con los más modestos), noble (qué puedo decir yo, si fui recipiendario de esa virtud, propia de los espíritus más sublimes) y honesto (sí, esa herencia me permite no dudar ante el dinero, sólo recibo lo que es fruto de mi trabajo). Mi hermana también heredó esas virtudes, así que don Augusto puede estar tranquilo porque honramos su nombre en la tierra. La pregunta dos del Cuestionario Molinari dice: ¿cuál es el aroma con el que identificás a tu mamá? Esther respondió: “a tela recién cortada”. ¿Mirás qué bonita imagen? Sin duda que es un recuerdo de su infancia, la imagino jugando en el piso de la recámara donde su mamá corta tela. Jamás hubiese imaginado que la tela tiene un aroma diferente cuando está completo el lienzo y cuando es cortado, a la hora que la tijera separa el lienzo algo ocurre en el aire que se transforma y ese corte deja un aroma diferente. Pucha, qué capacidad de mi hermana tan sublime. Y digo que ese entorno fue esencial en la personalidad de Esther, porque ella recuerda el ruido de la máquina de coser, el pedaleo que hacía su mamá, mientras ella se entretenía en ver las sombras que aparecían en las paredes y en el piso, sombras movibles provocadas por las velas. ¿Qué más puedo compartir con vos, sin violar el esencial valor de la confianza? Digo esto, porque lo que acá te comento es secreto entre vos y yo. Mi hermana no se enterará de que vos te acercás a la ventanita luminosa de su vida. Bueno, puedo compartirte lo que respondió en la pregunta número cinco: ¿cuál es tu mejor recuerdo de niña? Esther dijo que recuerda las tardes de cine (¡ah, los cines maravillosos de la Ciudad de México!) y la lectura de revistas de monitos, como “Lágrimas y risas” y “Memín Pinguín”. Acá hay una gran coincidencia con mi niñez, porque también disfruté del cine y de los cómics; y también hay una coincidencia con vos, porque una de tus pasiones más intensas de vida es el cine, arte que te sedujo desde niña. Bueno, acá le paro. Las demás respuestas las conservo en mi corazón. Aunque, como soy medio chismoso, no me guardaré la respuesta de mi hermana a la pregunta seis: ¿qué sentís cuando mirás un colibrí? Esther dijo “siento una sensación de alegría, melancolía y felicidad, porque sé que alguien me envía un mensaje de amor”. Posdata: ya, ya, nada más sacarás de mí. Pucha, las respuestas sólo las envió para mí, pero como todo es un juego de vida, me da gusto compartir con vos algo de su carácter, para que mirés que ella también es un colibrí bonito en el cielo de mi cielo. ¡Tzatz Comitán!