martes, 16 de mayo de 2023

CARTA A MARIANA, CON LECTURAS

Querida Mariana: Rocío, sin decir buena tarde, me aventó la frase en la cara: “En agosto nos vemos”, y cuando vio mi cara de sapo ignorante agregó: “En 2024”. Como todo era como un tuit, un telegrama de los antiguos, le dije que no, que las elecciones serán en julio, un domingo de julio de 2024. Ella dijo que no hablaba de elecciones y preguntó si no sabía la noticia más sorprendente del año. Como no me gusta el misterio, le pedí que me explicara, entonces fue cuando me dio la noticia que vos y medio mundo ya saben, pero que yo ignoraba. “En agosto nos vemos” es el título de la novela post morten del Nobel de Literatura: Gabriel García Márquez, el gran Gabo. Pero luego de darme la buena, me dio la mala. Pucha, qué perversa. Dice que no tienen fecha de lanzamiento, pero que será lanzada a nivel mundial en 2024. Puede ser en abril, mes en el que se cumplen los diez años de su fallecimiento, o puede ser en agosto para honrar el título de la novelita que tendrá unas ciento cincuenta páginas. Pero la mala más mala es que en México no circulará dicha novelita. ¡Qué criterios de mercadotecnia tan bobos! ¿Por qué en México no lo tendremos a disposición al mismo tiempo que en otros países? Rocío no supo decirme, ella también demostró su enojo recalcando que los mexicanos mereceríamos un trato menos indigno, sobre todo porque Gabo vivió muchos años acá, acá murió. Ingratos, bobos. A Rocío le dije que tal vez tendremos acceso a la novelita de Gabo en la versión digital. Ahí no hay candados, digo yo. En fin, ya veremos. ¿Imaginás lo que significa esta noticia? El otro día comentamos que millones de lectores se entusiasmaron al conocer del lanzamiento de la novela más reciente de Murakami. Sé que, de igual manera, millones de lectores en todo el mundo ya esperan con ansias la aparición de la novela inédita de García Márquez. Rocío me dijo que ella conoce el inicio de la novela, que está en la Red el primer capítulo. No sabe cuándo la publicaron, pero ahí está. Ya le entré. Por ahí aparece el personaje principal de la novela: Ana Magdalena, quien va a una isla a dejar flores en la tumba de su madre, lo ha hecho durante varios años, en el mes de agosto, por eso así se llama la novelilla que, dice Rocío, no tendrá más de ciento cincuenta páginas. Cuando Rocío me contó esto que ahora te cuento pensé que la última novela que publicó Gabo en vida no fue deslumbrante, al contrario, casi fue una decepción. Vos y yo coincidimos en decir que la novela “Memorias de mis putas tristes” es un triste homenaje al genio del novelista Kawabata, porque Gabo retomó la idea de la novela “La casa de las bellas durmientes”. La obra de Gabo se queda muy lejos de la orilla donde está colocada ese portento literario que es la novela de Kawabata. Pensé entonces que la novela post mortem tal vez no esté a la altura de “Cien años de soledad”, novela que sí es una belleza literaria. Pero, cuando leí el inicio de “En agosto nos vemos” dije que nunca debemos hacer juicios prematuros. No me disgustó ese fragmento, no es deslumbrante, pero está narrado en forma muy digna. La mujer conoce a un hombre y, por primera vez, le pone el cuerno a su esposo, por ahí aparece la siguiente frase: “mezcla sagrada de la música con el alcohol”. Vos, yo y medio mundo reconoce que la música y el alcohol hacen gran maridaje. Las fiestas comitecas, como las demás del mundo, están alimentadas por esas dos esencias. Y, pero esto lo digo yo, el alcohol también hace buen maridaje con el deseo corporal. Martín, que es mecánico automotriz y seductor experto, dice que no conoce mejor aflojador que el traguito. Lo dice en plan de broma, pero asegura que dos gotitas de vino ofrecen resultados más efectivos que el mejor aflojatodo. Tan mudo el Martín, compara a las chicas con los tornillos oxidados. Posdata: me gustaría decirte que nos vemos en agosto de 2024, pero no existe certeza de cuándo estará disponible en México la novela post mortem de Gabo. Bobos los editores españoles, estúpidos. Los lectores de México deberíamos tener la posibilidad de conocer el libro de Gabo a la misma hora que los demás lectores de Hispanoamérica. Mudos. ¡Tzatz Comitán!