miércoles, 31 de mayo de 2023

CARTA A MARIANA, CON UN RECUERDO SENSACIONAL

Querida Mariana: me tomé la foto en un aparador de San Marcos. Bueno, afuera, no soy maniquí para estar adentro. Me la tomé porque llamó mi atención la frase promocional: “Igual que papá / contigo siempre / San Marcos”. Se me hizo una frase imaginativa, linda. San Marcos lleva mucho tiempo sirviendo a la sociedad comiteca y de la región. Su prestigio está al lado de la grandeza de nuestra ciudad, porque sus propietarios siempre derrochan el carácter simpático de los comitecos. Como papá con el hijo siempre ha estado a nuestro lado. Siempre estoy pendiente de San Marcos, ahí compro pantalones, camisas y suéteres. En esta foto tengo una camisa y un suéter comprados en San Marcos. No está de más decirte que nuestra revista Arenilla llega a tus manos y a la de cientos de lectores gracias al patrocinio de muchas empresas e instituciones que le apuestan al desarrollo óptimo de nuestra sociedad. Vos sabés que San Marcos es una de esas empresas que ha estado con nosotros desde el inicio, hace cinco años. El licenciado Héctor Flores, gerente general de la empresa, fue la primera persona que nos apoyó en esta iniciativa editorial que aporta a la tradición centenaria de nuestro pueblo. Llegamos a platicar con él, le dimos a conocer nuestro proyecto y le dijimos que no teníamos algo tangible para demostrarlo y él nos dijo que imaginaba que nuestro producto sería de calidad, que conocía nuestras propuestas anteriores y que nos apoyaría. Su apoyo ha sido fiel, sostenido, por eso, como dice mi jefe el Maestro Huguito: dan darán, dicen las campanas. Él nos apoya para este logro editorial, nosotros compramos ahí. Sé que vos y los cientos de lectores que reciben en forma gratuita la revista, la disfrutan y valoran su contenido, también compran ahí. Tu papá y tu novio se ven más guapos con los regalos que les das. Mirá la horma que acá tengo, parezco artista, si no de Hollywood, sí de Bolliwood, el genial cine hindú. Digo que siempre estoy pendiente de San Marcos, de manera preponderante en esta época. Dejá, te cuento. Desde los años que estudié la secundaria en el Colegio Mariano N. Ruiz la temporada de fin de clases me llamó la atención, en primero de secundaria presencié el momento en que los muchachos de tercero se despedían para siempre de la escuela y, muy trajeados, se tomaban la fotografía del recuerdo, la del instante en que dejaban de ser grupo, ya nunca más estarían juntos en el aula. En el parque de San Sebastián, siempre, en época de clausura de curso llegaba una marimba que amenizaba las mañanas. No me preguntés la novena de qué santo o santa celebraban, hasta la fecha sigo ignorándolo, pero esa conjunción de elementos me hacía feliz, caminaba alegre por el parque que, siempre, tenía las notas agridulces de la vida, porque algunos muchachos lloraban en este cierre de ciclo. Ahora relaciono de inmediato estas fechas con San Marcos, porque ahí los papás compran los trajes para ellos y para los hijos, los tacuches para asistir a las ceremonias de graduación. Uno de los festejos más importantes en familia es el de la graduación de muchachos, bien sea de primaria, secundaria, bachillerato o universidad. Durante mucho tiempo dejé de usar traje, ya te dije que mi papá, ah, mi querido padre, siempre que me llevaba a San Cristóbal, siendo yo un niño, le gustaba que llevara traje, porque se sentía orgulloso de su pichoncito y deseaba que sus compadres me vieran bien guapo, esto impedía que yo jugara con los primos de aquella hermosa ciudad, porque mi mamá me recomendaba que no me ensuciara. Uf. Pero un día, mi querido licenciado Luis Ignacio Avendaño Bermúdez fue electo como presidente municipal de nuestro pueblo y me concedió el privilegio de nombrarme director de cultura. El día que di la noticia en casa mi mamá me dijo que debía ir a comprar dos trajes, porque sin duda habría actos de relevancia donde debía ir entacuchado, pensé que mi mamá tenía razón y fui a San Marcos a comprar dos tacuches bien bonitos. Ahí los tengo todavía. Ya no soy director de cultura, ni volvería a ocupar dicho puesto, pero, a veces, mi jefe, el maestro Huguito, me invita a estar presente en la entrega de títulos universitarios y saco el tacuche del clóset y acudo al acto con toda la dignidad que puedo tener. Posdata: el lema publicitario se me hace sensacional, dice mucho: “Igual que papá / contigo siempre / San Marcos”. No tiene desperdicio. Alude a la gran tradición. ¡Tzatz Comitán!