martes, 26 de diciembre de 2023
CARTA A MARIANA, CON DESTELLOS
Querida Mariana: mirá qué me regalaron. Sticker se llama, calcomanía, figurita. Te cuento. Era la tarde del veinticuatro de diciembre; mi mamá me había servido un poco de ponche de frutas, lo probé, calientito, humeante, riquísimo. A mi mamá no le gusta el ponche que sirven en Comitán, ponche de piña con trozos de marquesote. A mí me gusta el ponche que ella me ofrece, así, sin piquete.
Andaba en esas cuando recibí un mensaje en WhatsApp. En esta imagen está la hora del mensaje. Escribí la contraseña y hallé el mensaje de mi amigo Israel Gómez, amigo de hace mucho tiempo. Su amistad es mi privilegio. Hallé la figurita del Molinari con nieve en la mano (en pleno diciembre, como si estuviese en el Buenos Aires que vivió Julito Cortázar de niño, y no estuviera en invierno sino en verano). Israel completó el envío con las siguientes palabras: “Mi mujer lo hizo un tu sticker”. Así, al mero estilo de los Villaflorenses, de los comitecos. Su esposa lo hizo un mi sticker. Ah, qué hermoso tachilgüil de palabras, todo un lenguaje complejísimo y rico, admirable, unión de culturas tan cercanas, tan nuestras.
Y si admirable es el dialecto de nuestras regiones, también admirable es el presente que recibí en esta navidad. Me encantó la figurita, fue algo inesperado. Valoro mucho el regalo que hallé, no en la base del árbol, sino en la pantalla de mi celular.
Ahora que escribo, valoro también la belleza de estos tiempos cibernéticos. No sé bien a bien en dónde la esposa de Israel hizo la figurita. ¿Tomaba un poco de ponche?
Ella y yo no nos conocemos físicamente. Por esto valoro más el obsequio. A Israel le compartí el videíto navideño que hizo mi querida Cielo, integrante del equipo de Arenilla. Entiendo que Israel lo compartió con su esposa y ella decidió (¡gracias!) hacer un mi sticker (es tiquer).
Valoro mucho el obsequio porque no es IA, es IN (Inteligencia Natural), es GI (Generosidad Innata), es hilo de luz de FG (Familia Gómez). Se necesita un conocimiento especial para hacer este tipo de figuritas; por supuesto que se necesita hacer uso de herramientas tecnológicas actuales, pero, sobre todo, se necesita gusto, amor, pasión. A mi mamá le encanta hacer carpetitas tejidas, muchas mujeres de hoy también bordan, para seguir la tradición de siglos, pero, además, hacen stickers.
Cuando vi la figurita abrí mis brazos para recibir el abrazo. El calorcito del parque central de mi pueblo, el sabor de la nieve y del barquillo dorado, se aliaron al presente enviado por Israel. La tradición cultural amarrada a la cinta de los tiempos cibernéticos, a la cuerda digital. ¡Qué maravilla! En cuanto recibí la figurita del Molinari con la nieve en la mano pedí permiso para usarla en próximos envíos por WhatsApp, pensé que lo compartiré siempre que desee enviar un abrazo sincero, porque en esta figurita sonrío, aunque vos me dijiste que mi sonrisa es simpática, porque en lugar de hacer la forma de hamaca, como la de todo mundo, yo la hago para abajo. En mi descargo siempre digo que pinto un arcoíris en mi rostro, ya mis amigos y amigas le ponen el color.
Posdata: el tío Eugenio siempre regalaba duraznos, bajados del árbol del sitio de su casa; Margarita regalaba papelitos con florecitas que ella dibujaba. Male, la esposa de mi querido Israel, me obsequió una figurita que diseñó con su mente, con sus manos y con su corazón, por esto ahora te pido permiso, niña mía, y aprovecho para enviarle una palabra a ella: ¡Gracias!
¡Tzatz Comitán!