viernes, 1 de diciembre de 2023

CARTA A MARIANA, CON DISFRACES

Querida Mariana: ¿qué es un disfraz? Lo pregunto porque el otro día me puse traje para un acto de relevancia y Ramiro me dijo que andaba disfrazado. ¿Qué es un disfraz? El diccionario dice que es una vestimenta que modifica el aspecto regular. Si le hago caso a esta definición digo que ese día estaba disfrazado, porque mi horma regular no es con traje. “No nado nada, porque no traje traje”, repetía Amado en la playa y se botaba de la risa. ¿Los que descansan en las playas nudistas están disfrazados de qué? En término estricto no llevan disfraz porque no están vestidos, pero hay como un retorno a lo natural, a ser parientes de los monos de la prehistoria. Cuando nos desvestimos algo de lo primigenio aparece, porque, después de la ducha, nos vestimos. Este acto es como si nos disfrazáramos, el disfraz nos vuelve otros, nos cambia. Veo a muchas personas que, al salir de casa, del departamento, van de traje al trabajo. ¿Qué tanto nos disfrazamos para presentarnos en el día a día? Sé que hay ocasiones donde el disfraz toma su esencia. En los carnavales de Venecia y de Río de Janeiro la gente sale a las calles para disfrutar el cuerpo, lo hacen con disfraces. Basta un antifaz para cambiar la horma de todos los días. Los disfraces son objetos que ayudan al juego. Lo peor que puede pasarle al ser humano es ponerse un disfraz en el alma o en el espíritu. Muchos comitecos lamentan que en la Entrada de Flores en homenaje a San Caralampio la gente tenga una confusión y se convierta en una especie de carnaval; es decir, lo que debería ser un homenaje al espíritu se convierte en jolgorio para el cuerpo, sobre todo del grupo de “Los intensos”, que son hombres disfrazados de mujeres. ¿Nunca hubo disfrazados? Sí, hay registro fotográfico que en los años veinte del siglo XX las comparsas estaban formadas por hombres vestidos de mujeres, aparecían diablitos con disfraces, máscaras; y la representación de la muerte, que era un compa con disfraz apocalíptico. El disfraz parece parte consustancial de actos populares. Cuando fui estudiante de la primaria Matías de Córdova, en un festival de fin de cursos, trepé, con compañeros, al escenario del Cine Comitán a bailar “La danza de los viejitos”, con vestimenta especial, con máscaras. Para ese acto dejamos de ser lo que éramos y nos volvimos ancianos bailadores. Los niños que participan en este tradicional baile michoacano, siempre cubren sus rostros con máscaras. En la definición del diccionario apareció un ejemplo del uso de la palabra disfraz: “su cara de inocencia no era más que el disfraz de su culpabilidad”. ¿Mirás? Uf, lo de disfraz es todo un tema. En escuelas y empresas vamos con uniformes. Parece que la palabra uniforme es un eufemismo de disfraz, porque la esencia del ser humano se modifica. La intención del uniforme es precisamente “uniformar”, hacer que la individualidad se pierda en la masa. No debo llevar al extremo el término, el uniforme escolar es una vestimenta que uniforma, pero que identifica. Recuerdo que en los años setenta, las chicas de aquellos tiempos se morían de deseos cuando aparecía algún comiteco con uniforme del Colegio Militar, ah, la gran flauta, qué gallardo se veía. No sé cómo lo verían ya vestido de paisano, sin el uniforme, sin “el disfraz”. De acuerdo con el ejemplo del diccionario, no sólo aplicamos la palabra disfraz para la vestimenta inusual, sino también para actitudes y rasgos. Hay gente especialista en dar una cara ajena a su verdadero rostro. También, vos y yo y medio mundo, hemos escuchado eso de que “es un lobo en piel de oveja”, el perverso emplea un disfraz donde se vende pulcro. Acá en Comitán decimos: “que te compre el que no te conozca”, que se refiere a que la apariencia no es más que un espejo que oculta la verdad. Acá entre nos, pienso que todos usamos disfraces. Hay algo que se llama estatus y esta etiqueta nos obliga a portarnos en forma diferente a nuestro carácter natural. A veces nos choca hallar a personas que se comportan en libertad, que no responden a lo que la sociedad espera de ellas. Es normal. No podemos comportarnos como animales. Los cuches no se ponen disfraces, salvo aquellos que luego se convierten en mascotas. El otro día vi en el Internet una fotografía de un cerdo, rosado, trompudo, con un suéter de navidad. El suéter se lo puso su ama, lo disfrazó, por supuesto que el cuch siguió tan campante, pero los seres humanos recibimos un mensaje. Posdata: al inicio de todo, los seres humanos se comportaban como animales, poco a poco fueron dejando la bestialidad y adoptando formas civilizatorias. Los primeros seres anduvieron desnudos, pero luego sintieron frío (digo yo, para salirnos del esquema del pecado donde Adán y Eva se vieron desnudos y tuvieron vergüenza) y se vistieron. ¿En qué momento el ser humano tuvo necesidad de disfrazarse? ¡Tzatz Comitán!