jueves, 11 de enero de 2024

CARTA A MARIANA, CON DESPERTADORES

Querida Mariana: ¿se puede analizar rasgos de personalidad con los despertadores? Es decir, se puede preguntar: ¿dime qué despertador tienes y te diré quién eres? Hace como mil años, la gente en Comitán se despertaba con el canto del gallo. En las comunidades rurales continúa esta maravillosa tradición. ¿Te cuento algo de mi historia personal? Gracias por decir que sí. En mi infancia no tuve más despertador que mi mamá y mi papá. Hasta los siete años de edad dormí en una cama que estaba en la recámara de ellos. “Ya, levántate”, decía mi mamá o mi papá. Ah, era un privilegio. El príncipe era despertado por sus padres. En la casa que mandaron a construir mis papás, a cuadra y media de la Matías de Córdova, ya tuve mi propia habitación. Como la casa era grande, mi recámara estaba en Argentina, y la de mis papás, en Canadá. Esta distancia creó la necesidad de tener un propio despertador. En un viaje que mi mamá hizo a “La línea” (frontera con Guatemala), me compró un despertador genial. En la carátula tenía puntos en cada hora, puntos que, de igual manera que las flechas de horario y de segundero, eran fluorescentes. Cuando abría los ojos en madrugada echaba una mirada al despertador y miraba qué hora era. Cuando ya estaba en preparatoria adopté una costumbre rara: poner el despertador a las cuatro. A esa hora sonaba, prendía la radio, movía el mecanismo para que el despertador volviera a sonar a las seis. Escuchaba Radio Nederland, de Holanda. Me dormía. A las seis ya me activaba. El despertador me parecía un chunche sensacional. No tenía la mano y voz afectuosas de mi mamá. Al contrario, su campaneo era como una sacudida brutal, con dos manos, pero era muy efectivo, poque me obligaba a despertar. Ahora tengo un despertador “Citizen”. Cuando lo compré no me engañaron, me dijeron que tenía fluorescencia, pero para que ésta funcionara debía prender la luz, apagarla y vería que los puntitos y las líneas quedaban con luz de mushcac. ¡Bonita pendejada! No obstante, lo compré porque cumple con su función de despertarme a las cuatro. Aunque, seré honesto con vos, en muchas ocasiones despierto con algo que los científicos llaman reloj biológico. Cuarto para las cuatro ya está pelón el ojo. Bendito Dios. Pero, de lo que pregunté, puedo decir que ahora muchos amigos y amigas tienen despertadores musicales. Sí, en lugar del repiqueteo de un sonido punzante, programan sus despertadores para que a la hora que indiquen suene una música que, poco a poco, se intensifica. Por esto pregunto si se puede vislumbrar un rasgo de personalidad en la forma que despiertan. Por supuesto que sí. Porque todo mundo elige la música de su preferencia. Así podemos decir: decí con qué clase de música despertás y te diré quién sos. Tengo un amigo que despierta con “Te partiro”, de Andrea Bocelli. Otra amiga despierta con una canción de Banda Ms, la tuba avienta su sonido de sapo estresado y se intensifica hasta que suena una voz aguardentosa: “…no te vas, porque yo soy tu dueño”. ¿Verdad que da idea del carácter de mi amiga? Juan (viejazo de cincuenta y ocho) despierta con canciones de Cri-Cri. Manuela con canciones de Los Beatles. Rosa, por supuesto, con canciones de Queen. Emiliano con alabanzas. Posdata: decime con qué canción despertás y te diré quién sos. Decime con qué hombre o mujer despertás y te diré quién sos. ¡Tzatz Comitán!