jueves, 25 de enero de 2024
CARTA A MARIANA, CON LOS NOVENTA DE DOÑA ZOILITA
Querida Mariana: Doña Zoilita de Teutli cumplió noventa años y los hijos invitaron a amigos y familiares a la celebración. Fue el mero día de San Sebastián, el 20 de enero. En el barrio hubo fiesta y también en el Salón Balún Canán, de La Cruz Grande.
La familia Teutli Guillén unió dos barrios distantes: San Sebastián y La Cruz Grande. Un grupo de selectos batanecos llegó hasta el territorio de los cushes y el aire se llenó de aromas sublimes y colores especiales.
En la fotografía, al lado de dos grandes números con la fecha especial, está Doña Zoilita rodeada por sus cinco hijos. Te los presento por orden de aparición en el mundo: Lupita, Luis Felipe, Jorge Antonio, Francisco Javier y Carmelita (tuve el privilegio de que Carmelita fuera mi alumna en nuestro Colegio Mariano N. Ruiz).
Doña Zoilita se dejó apapachar. Un pariente me dijo que dos o tres días antes del festejo el órgano más travieso del cuerpo comenzó a dar un paso para adelante y otro para atrás, sigo, me paro, sigo, me paro. Ah, qué órgano tan jodón, pero Doña Zoilita se impuso y dijo que el paso para adelante y el paso para atrás sería en la celebración de su cumpleaños y así la tuvimos, plena, hermosa, linda, afectuosa, compartiendo la vida, su vida, con sus hijos y con amistades.
Una sobrina me explicó que sólo mujeres estaban invitadas, los únicos varones fueron los hijos y familiares cercanos. Aserejé, aserejé, sólo mujeres veré, aserejé, todas ellas con vestidos exquisitos.
Yo tomé la foto que te anexo. ¿Cómo logré entrar al festejo si, se supone, soy varón? Resulta que mi mamá fue invitada y la llevé.
Aproveché los pocos minutos que estuve, para ver el pastel que estaba ya preparado para el canto de las mañanitas, la inmensa reja de papel de china, el saxofón espléndido del artista Roberto Domínguez, la marimba orquesta Flor de Café, el purito a la hora de entrada, el patio donde bailó la quinceañera, el video con la síntesis de vida de Doña Zoilita, conocida en el pueblo como Zoilita de Teutli, porque se casó con Don Felipe.
Doña Zoilita tiene en su espíritu el color naranja de las flores que adornan la entrada de su casa, mi mamá dice que esa flor se llama como la canción que canta Manolo Muñoz: “llamarada”, Don Agustín dice que se llama Enredadera de Jade Escarlata, dice que es una flor proveniente de Oriente. Lo único que sé es que cada vez que bajo a San Sebastián por la avenida del supermercado San Luis una explosión de naranjas alimenta mis ojos y da sosiego a mi espíritu, pienso que esa flor se llama Zoilita y se descuelga con la misma generosidad que ella prodiga en el barrio.
Dejé a mi mamá bien sentada, con amigas y, antes de salir, Dios me mandó la bendición de saludar a varios ex alumnos. Una chica bella me quedó viendo y me pidió que la saludara, dudé un instante, pero al siguiente segundo supe que era Delia, mi querida Delia Gordillo Guillén (hija de Doña Sergia, hermana de Doña Zoilita), nos abrazamos con la misma calidez que las aguas se reúnen en La Junta; me dijo que también estaban sus hermanos, Lupita y Carlos, y fui a buscarlos, porque no podía dejar de tomarme la foto de privilegio con ellos. Me despedí cuando Carlos hizo que mis ojos se emocionaran de más, porque él, a mitad del salón (antes del baile) imitó al Molinari: entrabas al salón con tu pantalón de mezclilla, subiéndote las mangas de la camisa y sacando el gis. Me emocionó, porque me arremangaba como un homenaje a mi papá, quien siempre anduvo en mangas de camisa, como Julio Cortázar sugería debía escribirse, sin solemnidades.
La vida se concentró en el Salón Balún Canán, mero Comitán, un gentío de gente disfrutó el cumpleaños de Doña Zoilita, mera bataneca, mujer generosa, flor naranja, gajo de eternidad.
Posdata: llevé a mi mamá a la una y media, porque así lo indicaba la invitación. A las doce del día fue la misa en el templo de San Sebastián. En este 2024, al cumpleaños del santo se unió la celebración de la pichita de noventa años.
¡Tzatz Comitán!