domingo, 14 de enero de 2024

CARTA A MARIANA, CON UN MOÑO

Querida Mariana: siempre que alguien fallece colocan un moño negro en casa. No, no siempre. Hay ocasiones donde nada colocan. Hoy, quiero colocar un moño transparente, que sólo lo vean los seres buenos. Vos sabés que falleció Gustavo Gordillo Abarca, un hombre muy conocido en la ciudad. Él se preparó en la UNAM, se tituló de cirujano dentista, era un hombre inteligentísimo. Al regresar al pueblo, no sabemos bien a bien en qué momento, algo pasó en sus conexiones cerebrales, dejó de ser lo que todo mundo llama “normal” y su personalidad adoptó características especiales. Su inteligencia natural se sublimó y entró a terrenos desconocidos para la comprensión racional. Estuvo por encima de la nata donde los demás navegamos. Su mente tocó dimensiones desconocidas para la mayoría. ¿Por qué le sucedió eso? ¿En qué momento sus neuronas hicieron sinapsis con otras secuencias? Nadie puede decirlo. Un anuncio en la puerta de su casa nos decía por dónde andaba su camino: “La súper inteligencia del control mental”. ¿Mirás cómo él estaba lejos del día a día de los demás? A mí siempre me sorprendió que era uno de los comitecos que tenía la puerta abierta de su casa, durante toda la mañana. En tiempos donde ahora todo mundo tiene las puertas cerradas o enrejadas, él (en los últimos tiempos) estaba sentado en la puerta, desde ahí presenciaba todo lo que sucedía en la calle, y quienes pasábamos por la calle lo veíamos. Cuando con Paty, editora ejecutiva, salíamos a repartir el número más reciente de Arenilla, siempre pasábamos a dejarle un ejemplar. Paty bajaba del auto, le entregaba la revista y él lo agradecía desde lejos. Siempre pensé que los artículos de Arenilla podían servirle de asidero del pasado del pueblo, de los tiempos cuando él era un anormal igual que nosotros. En tiempos recientes él ya no subía al parque, durante mucho tiempo disfrutó llegar al parque central. Algo le sucedió en su motricidad y un día se le dificultó caminar, se auxilió de una andadera, en varias ocasiones lo vi llegar al centro usando ese chunche. Pensé en el esfuerzo que hacía, porque tenía que caminar por pendientes. Un acto humano poderoso subir y bajar por las calles de Comitán con una andadera. Él lo hacía. Pero una mañana ya no salió más de su casa. Todo mundo lo vio en el portón, sentado. Ahí llegaban amigos a platicar con él, a estar pendientes. ¿Qué pasó en su mente? No sé. Su inteligencia se sublimó. El cartel de su casa lo demuestra, él era un hombre “con súper inteligencia”. Su comportamiento no era el comportamiento común de la mayoría. A veces se volvía agresivo, quién sabe qué veía en su entorno, veía algo que no estaba bien. Una vez me tocó ver su actuar muy de cerca. Yo estaba sentado en una de las jardineras del parque central, eran como las cinco de la tarde, todo estaba armonioso. Unos gritos alteraron esa concordia, miré hacia el portal, Gustavo le gritaba a un tipo que estaba en la parte superior, lo hacía con vehemencia, con coraje. Algo había sucedido y él no se reprimió. En un momento puso punto y aparte a su diatriba y caminó hacia el parque, sus pasos lo guiaron hacia mí, seguía enardecido. Me vio, ¡Dios mío!, pensé, hasta acá llegué, porque su mirada seguía perdida. Me vio y sin aviso alguno se hincó frente a mí y así permaneció durante un tiempo. ¿Qué hacer? Pensé ponerme de pie y ayudarlo a pararse, pero mi mente me dijo que permaneciera sentado. ¿Por qué tuvo esa actitud ante mí? Después de un tiempo se paró y siguió su camino. Cuando supe de su lamentable fallecimiento mentalmente me hinqué frente a él, veneré su forma de ser. Si él se portó agresivo con el tipo del portal es porque, sin duda, algo no estuvo bien dentro de la burbuja de la energía celestial. Posdata: cuando corrió la noticia de su fallecimiento muchas personas lo lamentamos, él era el comiteco cuyo control mental estaba en otra dimensión, algo incomprensible para los seres “normales”. ¿Tuvo amigos que lograran entrar a su burbuja? No lo sé. A veces no podemos acceder a espacios donde moran los seres especiales, los que, en lugar de moño negro, merecen moños blancos, transparentes, celestiales. ¡Tzatz Comitán!