domingo, 27 de diciembre de 2009

LA BALLENA


¡Una ballena varada!
¿Cómo una ballena llega hasta la playa y queda atrapada entre la arena? Esos maravillosos animales se mueven "como pez en el agua" a mitad de la bañera, pero se vuelven inútiles cuando llegan a la orilla.
¡Una ballena varada! fue el grito que el otro día se oyó en Comitán. Imaginé que era una broma, pero no lo era, un enorme animal estaba varado a mitad del campo de fútbol.
La gente (ya saben cómo son los comitecos) comenzó a bromear. Que la ballena no era tal, sino que era fulano (que es tan gordo y bonachón como un manatí); que si la ballena era la suegra de zutano. En fin, todo se volvió chacoteo.
Como siempre sucede tuvo que llegar un hombre ajeno a este pueblo para decir que si no hacíamos algo ¡el animal moriría!
¡Debemos regresarlo al mar!, dijo un compa, pero cuando miró alrededor y vio sólo tierra, subió a su carro y se alejó.
Fue hasta entonces que algunos compas comenzaron a preguntarse cómo había llegado ese animal hasta la mitad del campo.
Algunos dijeron que lo había traido el circo que hace pocos días dio función; otros dijeron que hace dos noches un ovni anduvo rondando por el cerro del Junchavín. "Es un extraterrestre disfrazado de ballena", dijo don Pánfilo, mientras doña Jovita, su mujer, se persignaba una y otra vez.
El hombre ajeno trató de organizar brigadas para mojar a la ballena, mientras solicitaba ayuda al gobierno municipal para conseguir un helicóptero "Hércules" para trasladar al animal al mar.
Un "pipero" se acercó y quiso vender cada pipa de agua a dos mil pesos; el encargado de SOAPAP dijo que no podía enviar ninguna pipa porque "estamos pué en tiempo de estío". Mientras tanto, la piel del animal se fue arrugando hasta quedar como la de un elefante.
"Se los dije -comentó don Pánfilo- es un animal de otra galaxia". Y agregó que ya se estaba pareciendo al ET de la película. Doña Jovita sólo movía la cabeza y se persignaba implorando el perdón de Dios.
A los dos días, la procesión que se había formado para ver el animal se extinguió. Sólo quedó el hombre ajeno cubriendo con trapos húmedos al animal moribundo.
El hombre ajeno hizo un último intento. Llamó a Comunicación Social del Ayuntamiento para que los medios de comunicación difundieran la noticia a fin de que algún organismo ecologista internacional pudiera intervervenir, pero Comunicación Social no pudo hacer nada porque su Director estaba en Tuxtla Gutiérrez, cubriendo la final de La Academia, organizada por TV Azteca.
Ayer brilló la esperanza. Un movimiento inusitado se presentó alrededor del estadio. Cientos de hombres llegaron con cuerdas y arneses. El hombre ajeno trató de coordinar los movimientos a fin de que el ya escuálido animal no fuera maltratado, pero la turba lo empujó y pasó encima de él. Los cientos de hombres -vestidos como Chabelo- tiraron cuerdas por encima y por debajo del cuerpo del animal y, sin ninguna precaución, lo jalaron hasta un extremo del estadio y lo empujaron hasta dejarlo reclinado en la barda. Se limpiaron las manos, aventaron el balón y sonrieron satisfechos por haber quitado el estorbo de la mitad de la cancha. Jugaron, como siempre.