domingo, 28 de noviembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON RÁBANOS Y AJOS

Querida Mariana: hay de pleitos a pleitos. Roxana dice que lo peor son los pleitos de comadres. Azucena dice que no es cierto, que los peores son los pleitos de verduras. ¿De verduleros? ¡No!, de verduras. Los pleitos de verduras son tan de huerto, que caen en el terreno de lo que las frutas llaman jalea aguada, porque mientras una verdura lanza golpes, la contrincante canta. Sí, así de bobos son los pleitos de verduras. Azucena dice que una vez le tocó ver el pleito entre un rábano y un aguacate. El rábano, haciendo uso de la característica que posee y que hace que quienes lo comen lo repitan a cada rato, repetía golpes a diestra y siniestra, mientras el aguacate, en intento de defensa cantaba la adivinanza de: agua pasa por mi casa, cate de mi corazón y, en lugar de golpear al rábano, se pegaba cates en el corazón. Algunas riñas de verduras son lo contrario de lo que anuncian: no son duras sino suaves. Se dio el caso de un pleito entre un pimiento y una espinaca. La espinaca dijo que no se rebajaría, porque en realidad ella no era naca sino princesa, mientras el pimiento insistía en decir que él no mentía y cantaba la canción de la mentira, cambiando la letra: “Se te olvida, que eres naca y no lo que dices”. La zanahoria cantaba con voz de soprano la canción que dice: el comal le dijo a la olla, oye ¡cebolla!, oye, oye, terminarás en la olla, pero la zanahoria no venció el pleito, al final se convirtió en enfermahoria por tanto llanto que le causó la cebolla, que se quitaba la envoltura al ritmo de chachachá. ¿Cómo explicarle al ajo puerro que es hijastro de don Puerro y no hijo del ajo? ¿Cómo explicarle al chile morrón que es puro morrón porque no pica? ¿Cómo decirle al cilantro que si algunos le dicen nolantro es para usar un eufemismo, porque su verdadero nombre es el indigno culantro? Somos lo que vemos, lo que comemos. ¿Por qué Roxana es tan negativa? Basta ver lo que come para saberlo, ella, todas las tardes, come ensalada de pepino. Lo mismo pasa con don Agustín, ¿por qué es un viejo rabo verde? Porque todas las mañanas come coliflor, que es como decir que le florea la cola. Si entre verduras hay pleitos, ya podés imaginar los pleitos que se dan entre frutos y verduras. ¿Recordás el pleito del siglo entre la fresa y la espinaca? ¡Ah, fue de antología! La espinaca agrediendo: “Es que me dijistes que no vinistes, pero yo te vide con mi Vítor”, mientras la otra justificando porque no iba a pelear con ella: “No, nena, tú no me llegas a las pompis, o sea, hello”. Ese pleito, al final, terminó como una pelea de El Canelo, porque estuvo muy cansada y aburrida. ¿Cómo explicarle a la calabaza ignorante que su nombre se escribe con zeta y no como ella insiste en escribirlo, con ese, porque no es jarro para que tenga asa? ¿Cómo explicarle a la uva que ella no posee el don del ave que suena bien en palíndromo? ¿Qué significa Avu? ¿Apócope de Abuela, mal escrito? Los pleitos de verduras son sosos, los que sí son de antología son los de los verduleros, porque, aparte de ser peleas con muchos cates, poseen el mojol de un lenguaje florido, lleno de albur. ¿Nunca has ido con el verdulero a comprar aguacates? “No me los magulle mucho, güerita, porque el pepino se pone verde de las ganas”. Y si comenzás a escoger tomates el marchante te dice: “Usted escoge y escoge y escoge con el verdulero que es el mero mero”; o a la hora que buscás un buen chile para la salsa: “Olvídese del chile seco que dejó en casa, acá está su jalapeño que hará feliz a su serr…ano”. Posdata: vos ¿comés verdura? ¿Alguna vez comiste un betabel o puro jovenazo? Roxana y Azucena terminaron dándose de cates. Roxana insistía en que no hay como el pleito de comadres.