jueves, 6 de enero de 2022

CARTA A MARIANA, CON GAJOS DE HISTORIA

Querida Mariana: la historia cuenta que los conquistadores españoles llegaron e hicieron destrozos. Como dominadores eliminaron elementos esenciales de la cultura prehispánica a fin de insertar su cultura. Por ahí hay el nombre de un fraile (Diego de Landa) quien quemó códices mayas. ¡So bestia! La historia no debe alterarse, porque de lo contrario tenemos una visión parcial de la vida. La vida está conformada por blancos, negros y grises. Eso debe respetarse. Sé que el simpatizante de un partido político de izquierda no comulga con los personajes de la derecha y viceversa, pero en los países “democráticos” la historia no recomienda el olvido, como hacen los países autoritarios, quienes (igual que los conquistadores españoles) queman los “códices” anteriores para cambiar el ritmo de la historia. El otro día, tomalo con las reservas del caso, escuché de voz del intelectual Benito Taibo que una tarde llegó su tocayo Benito Juárez al Castillo de Chapultepec, tiempo después de que ejecutaran a Maximiliano de Habsburgo y uno de los asistentes (nunca faltan) dijo que había que eliminar todo lo que oliera a don Maximiliano y Benito Juárez lo paró en seco y, más o menos, dijo que eso era parte de la historia. ¡Ah, don Benito era un tipo listo, genial! Ahora, quienes asisten al Museo Nacional de Historia, del Castillo de Chapultepec, tienen una visión general de la historia de ese espacio, fundamental para la historia del país que está formada por rasgos de don Max y de don Beni. Los visitantes pueden, incluso, ver la vajilla de Maximiliano. Los relieves que tiene esa vajilla son elementos culturales, son huellas que sirven a los historiadores para darnos luces acerca de ese periodo histórico. Los investigadores saben que cada elemento, por mínimo que sea, ayuda a conformar el rompecabezas de la identidad. Necesitamos más personas que tengan la sensibilidad e inteligencia de don Benito Juárez. Digo esto, querida mía, porque el otro día sugería que un Consejo Ciudadano se encargue de velar por los nombramientos de espacios públicos. La historia es integral, holística. Si algo se elimina se vuelve un órgano incompleto. A mí me encantan las autobiografías de personajes célebres, donde cuentan sus luces y sus sombras. En la vida de cada ser humano todos los instantes cuentan. Hay historias de santos que cuentan momentos dramáticos, donde su camino no era la luz que luego los llevó a la santidad, cuentan sus bajadas al infierno. La biografía es más intensa en la medida que el personaje muestra todas sus facetas humanas. La biografía de la humanidad necesita de todos los elementos, nada debe eliminarse. La costumbre de nombrar espacios públicos debe preservarse, debe procurarse para reconocer las actividades de personajes célebres y relevantes en todas las disciplinas del quehacer humano. En Comitán, como en cualquier lugar del mundo, hay muchas personas que, con su oficio, han dignificado nuestra sociedad, la han hecho especial, única. A ellos hay que reconocerlos, pero sin alterar la historia. Digo que una persona con ideología izquierdista coloca en su altar un santo socialista; y una persona con ideología conservadora a un santo de derecha. Pero, la historia nacional no tiene más color que los de la bandera. El muro que contiene los retratos de todos los presidentes de la república no permite espacios vacíos. Cada uno ha llenado un momento importante de la historia, los claroscuros sólo indican los altibajos de la vida. Ya dije que en las dictaduras procuran eliminar las historias anteriores, a fin de que sólo exista la historia del supuesto salvador del mundo, esto pasó en la china de Mao. Posdata: mencioné en una carta anterior que debe existir en este pueblo un Consejo Ciudadano que esté pendiente de los nuevos “bautizos” y que sea el que sancione los nombres para los nuevos espacios públicos. Recordemos que el pueblo le pertenece ¡al pueblo! Benito Juárez puso el ejemplo, la historia no debe borrarse, al contrario, debe fortalecerse el tono de los claros, pero también de los oscuros. Que de acá en adelante no exista la tentación de modificar nombres de espacios que forman ya parte de nuestra historia; que, de acá en adelante, los nombres de espacios públicos sean orgullo de todos.