viernes, 14 de enero de 2022

CARTA A MARIANA, DONDE SE CUENTA QUE NO SIEMPRE EL TIEMPO PASADO FUE MEJOR

Querida Mariana: algunos visitantes aseguran que Comitán es una ciudad limpia. Viví el Comitán de los años sesenta y los vecinos tenían la sana costumbre de barrer el pedazo de banqueta y calle frente a su casa. El otro día, el doctor Rubén Álvarez recordó que parte de su educación primaria la realizó en el glorioso Colegio Mariano N. Ruiz, en los años sesenta. Él vivía en el barrio de Guadalupe y bajaba al barrio de San Sebastián; en ocasiones, en lugar de caminar por la primera avenida oriente sur (donde está la bajada de San Sebastián), lo hacía por la lateral, la avenida central sur, que iba a dar a la Alabor. ¿Alabor? Sí. Los comitecos así designaban a un espacio que era un basurero público. ¡Dios mío! Al lado de casas, los vecinos cercanos y de más allá, llegaban a tirar basura a ese terreno, donde corría agua, sucia, por supuesto. He preguntado con amigos, pero no saben decirme por qué ese espacio se llamaba así: alabor. Busqué en el Internet y la palabra no aparece, salvo cuando se menciona un arroyo comiteco que se llama El alabor, y que era el hilo de agua que llegaba al basurero. Ya podés imaginar lo que eso significaba para el vecindario: malos olores (había gente que tiraba perros muertos), suciedad, ratas y dos o tres zopilotes. Ahora, en ese espacio ya hay construcciones y la calle está pavimentada. La Alabor sólo queda en el recuerdo de comitecos que vivieron ese espacio en los años cincuenta y sesenta: un basurero a cielo abierto. Ya te conté en una ocasión que, en los años setenta, en la parte trasera del mercado Primero de mayo, había un tiradero de basura, también a cielo abierto. La gente caminaba por la calle y miraba expuestas las carracas de los animales rodeadas por zopilotes. ¡Uf! En los años ochenta (no lo creerás, pero juro que es cierto) hubo una temporada que en la avenida lateral del mercado Primero de mayo algunos vecinos comenzaron a tirar la basura y no sé por qué la autoridad no impuso orden y llegó el momento que se convirtió en una pestilente montaña de basura, a cuadra y media del parque central. ¿Cómo era posible que al lado del mercado estuviera expuesta esa pudrición que contaminaba en grado extremo la ciudad? Digo entonces que no todo tiempo pasado fue mejor. Hoy, estoy seguro, los ciudadanos no permitirían esos basureros. Digo que muchos visitantes aseguran que Comitán es una ciudad limpia, aunque a veces en pleno parque central se ven los amontonamientos de basura, en espera del paso del servicio de limpia. Tampoco me explico por qué no planifican una estrategia para que la recolección de basura, en el centro de la ciudad, no contamine en forma ambiental y visual, ¡visual! ¿Quién bautizó a la Alabor con este nombre? Alguien por ahí lanza la hipótesis de que en ese terreno había un sembradío y era conocido como La labor, porque ahí llegaban personas a laborar. ¿Será? ¡Quién sabe! No es una idea descabellada, porque sabemos que en el pueblo hay la propensión a modificar tantito las palabras y luego las pronunciamos tal como las oímos. Hay un ejemplo un poco indigno. ¿Vos has escuchado la palabra “borcelana”? En algunas partes de la república la usan para nombrar el bacín (bacinica). ¿Cómo lo usamos en Comitán? ¡Qué pena! Así le decimos a un recipiente para comer. No es raro que alguien diga: “me sirvieron el arroz en una pequeña borcelana”. Pucha. Imagino cuál fue el origen de esa palabra. Alguna comiteca fifí, que tenía una vajilla de calidad, pidió que sirvieran el postre en los recipientes de porcelana: “Servilo en la porcelana”, la comadre de medio pelo escuchó “borcelana” y de ahí en adelante. En fin, lo que digo es que en el alabor (o la alabor) iban a tirar los desechos de la porcelana y de la borcelana. Posdata: Salvo esos detalles oscuros que menciono, Comitán se ha distinguido, como dicen los visitantes, en ser una ciudad limpia. Digo que, en los años sesenta, recuerdo a muchos vecinos barriendo el pedazo de calle y banqueta frente a sus casas, era una imagen genial que decía mucho de la responsabilidad ciudadana, del afán de vivir en un lugar limpio.