viernes, 28 de enero de 2022

CARTA A MARIANA, CON UN CHUMÍS

Querida Mariana: desde niño supe de la existencia de un árbol llamado Chumís. Los comitecos crecemos escuchando que la Entrada de Flores en honor a San Caralampio, nuestro santo consentido, inicia en el lugar llamado El Chumís; es decir, donde existe un árbol de esta especie. Hace como diez años fui al sitio en compañía de Armando. El simbólico lugar no es atractivo, recuerdo que hay una cruz de milagro (que estaba adornada con flores ese día), dos pequeñas capillas construidas en memoria de dos personas que ahí fallecieron, un poste de cemento de la Comisión Federal de Electricidad, con una lámpara, y el famoso Chumís. Antes que dijera algo, Armando ayudó con sus palabras a dar cuerda a mi pensamiento: “es un árbol muy deteriorado”. Sí, así lo vi. Es un árbol chaparrón, con fronda raquítica y cuyo tronco tiene una curvatura que ayuda (Dios mío) a dar la imagen de desvalido, como si fuera un anciano encorvado. Recuerdo que está en medio de rocas, tal vez por esto no creció en plenitud. Pero igual que el famoso Cedro o la Ceiba, el Chumís es un árbol simbólico para los comitecos, entrañable. Cientos de personas que se reunían ahí antes de la pandemia, el día 10 de febrero de cada año, tienen el registro del nombre en su diccionario personal. Los comitecos saben lo que significa pronunciar esa palabra luminosa. Otra cosa es determinar qué variedad de árbol es. Los expertos en botánica deben saber, pero ese conocimiento no ha llegado hasta mi orilla y ni modos de subirme a un cayuco para investigar. ¡No sé nadar, mi niña, no sé nadar! En Comitán lo llamamos chumís, pero ya busqué en Internet y no está el nombre científico de tal árbol. Las menciones que aparecen refieren a notas comitecas, parece que sólo por acá se llama así a este árbol. Acá te envío una fotografía de un chumís, no es, por supuesto, el chumís famoso que está sembrado en el punto de reunión de las personas que asisten a la Entrada de Flores, del 10 de febrero. Cuando vi este chumís no pude evitar la comparación. Este chumís es un árbol bello, con una fronda generosa, su tronco potente se ramifica en muchos brazos. Nuestro chumís está ya un poco enclenque. Este chumís creció en medio de un terreno plano, sin rocas; el nuestro, como alpinista, creció en una ligera pendiente. Un afecto me dijo que el chumís tiene hojas brillosas, con nervadura realzada, y da frutitos pequeños de color verde, que no es comestible por el ser humano (tal vez lo picotean los pájaros o lo comen algunos cuches, esto lo pienso, no me hagás caso). Y te mando esta fotografía porque recordé lo que hace muchos años dijo Armando cuando vimos el Chumís como viejo necesitado de bastón. Armando comentó que los comitecos (él es de Jalisco) deberíamos sembrar un chumís cerca del mítico árbol, como si fuera su hijo, un hijo más fuerte. Discutimos tantito, porque le dije que era buena idea, pero no era tan buena, porque hay símbolos que son insustituibles, el viejito es emblemático. Al final, Armando dijo qué pasará si se seca el árbol original. Ahora que vi esta fotografía pensé que si alguien, hace diez años, hubiese sembrado un nuevo chumís ya estaría crecidito, pichito bonito. ¿Se seca el árbol de chumís? ¿Puede llegar a morir el árbol mítico? ¿Cómo se siembra un nuevo arbolito de esta familia? ¿De qué familia es el chumís? Posdata: en febrero de 2020 todavía se realizó la tradicional Entrada de Flores, en honor a Tata Lampo, la multitud de participantes se reunió en el Chumís; decenas de diablos, tamboreros, piteros, mujeres con rebozo, flores y velas, hombres con sombreros y banderas, disfrazados, jinetes sobre caballos, motociclistas y ciclistas formaron un grupo compacto, feliz, todos motivados por su fe. En febrero de 2021, por la pandemia se canceló la participación. El chumís no fue visitado, tal vez se inclinó un poco más.