miércoles, 23 de marzo de 2022

CARTA A MARIANA, CON CELEBRACIÓN

Querida Mariana: el 19 de marzo fue cumpleaños de doña Josefita. Así lo dijo Maricruz, en redes sociales. Ella subió esta foto donde abraza a su mamá. La fotografía hizo eterno un instante prodigioso. Maricruz no dijo el nombre del fotógrafo, pero la foto es genial, logra transmitir un momento maravilloso. Cuando vi la fotografía pensé que nunca he platicado con doña Chepita (así la nombran sus cariños), pero qué belleza de persona. Me encantó su cabello, bien peinadito, con hilos de una transparencia de agua limpia. Con caminito a un lado, casi casi con la misma ruta que tiene la cabellera de la hija. Cuando vi la fotografía pensé que se dice con frecuencia, al ver a una pareja, que detrás de un gran hombre hay una gran mujer, aunque lo cierto es que al lado de un gran hombre hay una gran mujer; pensé que acá, en esta fotografía de Maricruz con su mami, ella está detrás de doña Josefita, pero la posición que se supone da esta imagen es engañosa. Cuando la vi pensé en el abrazo tan cariñoso que Maricruz da a su mamá que es casi como si formaran un solo cuerpo, un solo espíritu. Maricruz ve hacia la cámara, coqueta, pero su mamá ve hacia otro horizonte. Esa mirada vuela. Si pongo atención en sus ojos veo que están llenos de miradas, de luz. ¿Cuántos años cumplió doña Josefita? No lo sé ni quiero saberlo, pero sí me encantaría saber cuántas miradas han volado frente a sus ojos, cuántas aves han formado su historia. Sin duda que las aves más entrañables han sido sus hijos, el ave Maricruz revoloteando con esta calidez de sus brazos que son alas que abarcan mucho. Y digo que nunca he platicado con doña Josefita, pero su mirada untó una pomada buena a mi alma. Vi la foto y sentí tranquilidad como si Maricruz y su mamá formaran un paisaje de esos que alegran el alma. Sí. Maricruz y su mamá forman una cadena montañosa inigualable. Maricruz, coqueta, nos ve a todos; su mamá se deja ver, se sabe ave suprema. Y si digo que nunca he platicado con doña Josefita, algo similar puedo decir de Maricruz. ¿Alguna tarde nos sentamos en una banca del parque central cuando éramos jóvenes? No recuerdo. Ella y yo éramos conocidos en el Comitán de los años setenta, ella estudiaba en la secundaria y yo en la preparatoria, coincidíamos de vez en vez en los corredores, en las gradas, en las calles y banquetas. Y sin embargo, ella y yo somos muy amigos, por eso, ahora me atrevo a hablar de ella y de su mamá en esta carta. Confesaré algo, porque vos sabés que sos muy conocida. Me he topado en varias ocasiones con amigos que te mandan saludos (saludes, dicen acá en Comitán) y otros piden conocerte en vivo o cuando menos en foto. No saben que vos siempre caminás por la orilla, no querés ser famosa, aunque varios amigos me dicen que cuando leen tus cartas es como si te conocieran desde siempre y están seguros que cuando estén frente a vos una cuerda de simpatía será como un puente. Ese hilo de simpatía se tiende desde mi orilla hasta la orilla de Maricruz, porque ella es “la culpable” de que vos seás muy conocida y tengás tus admiradores. ¿Recordás que hasta el famoso Hugo Fritz te escribió dos cartas hace tiempo? Maricruz, una buena tarde, sin otro motivo que la generosidad, porque así es ella de cariñosa, comenzó a compartir las cartas que te mando a la página de Imágenes históricas, leyendas y personajes de Comitán, que fundó Francisco Domínguez, quien es mero comiteco, pero radica en San Luis Potosí. Esta página tiene miles de adeptos. Dos o tres son fieles lectores de Arenilla y esos dos o tres (o más) saben quién sos: la Mariana tuya, de vos; de tu novio, de vos; de Molinari, de vos. No lo sabés bien a bien, pero vos tenés varios fans. Varios lectores piden conocerte, quieren que comparta una foto tuya, quieren ver tu carita. No saben que vos siempre caminás por la orilla, fuera de reflectores; no saben que vos sos como esas cintas de luz que rodean planetas a millones y millones de años luz de la tierra. Ahí están esas cintas, pero el ser humano jamás ha logrado verlas, hasta que un telescopio poderosísimo haga el prodigio. Posdata: por eso vos y yo somos amigos de Maricruz, ella es generosa, mirá cómo abraza a su mamá, lo hace con la misma intensidad con que las citadas cintas de luz abrazan el milagro del universo, de la vida. Por eso, ahora me atreví a robar la fotografía de un estupendo artista que no sé quién es, para abrazar a Maricruz en su felicidad por el cumpleaños de su mamacita. Los que saben dicen que la verdad de una persona está en la mirada. Los fotógrafos lo saben, los pintores lo saben. Acá está representada esa verdad. Sólo dos grandes artistas fueron más allá, uno fue Van Gogh, quien, con el permiso del universo, pintó cielos más sublimes; y el otro fue Modigliani, quien, en los retratos que pintó, dejó las cuencas de los ojos sin llenar. Modigliani nos regaló los hoyos negros del universo, esos donde está concentrada la mirada de todos en todos los tiempos. Querida Maricruz, celebramos con vos el cumpleaños de tu mamá, celebramos la vida que rodea tus brazos.