viernes, 18 de marzo de 2022

CARTA A MARIANA, CUANDO LAS PALABRAS SON INSUFICIENTES

Querida Mariana: ¡sublime! Busqué palabras para definir esta fotografía y no hallé la adecuada. En Comitán, como en todos los pueblos del mundo, hay una gran cantidad de artistas de la lente, fotógrafos que nos han regalado imágenes soberbias de este pueblo, de sus casas, patios, fachadas, detalles, personas, escenas, cielos, luces y sombras. Esta fotografía es creación de Jorge Quevedo. No hallé palabras para definirla. Es que las imágenes, lo han dicho quienes son amantes de los lugares comunes, superan a lo que puede expresarse. Con la velocidad que viaja la luz, las fotografías tocan el cerebro y, en muchas ocasiones, el espíritu. Las fotografías como la presente toca directamente el alma. Acá está un momento excelso que se dio como un milagro. Puedo ahora, necio que soy, elucubrar: ¿cómo Jorge logró esta imagen donde no hay una sola persona? ¿Hizo el prodigio de los grandes directores de cine? ¿Fue como Guillermo del Toro y retiró a todas las personas para dejar el escenario limpio como acá se ve? En mi vida, y vaya que he vivido un poco, vi esta calle con esta cara sin barros. Acá hay una armonía que permite escuchar el paso de las nubes al fondo. No hay contaminación, no hay autos, no hay chuchos ladrando, no hay gritos, no hay claxonazos. Todos los elementos están en armonía, en armonía con el universo. Se escucha cómo las flores asoman su carita en esos balcones colgantes. Debo decir que el equipo de Arenilla invitó a Jorge Quevedo para que su genio fotográfico sea honrado en ALA DE AIRE, nuestra revista digital. Jorge, generoso, aceptó y en el número 3, correspondiente al mes de abril aparecerá una breve muestra de su obra. Del archivo robé ésta, porque, me conocés, quise compartir la primicia con vos. Cuando llegó el archivo de fotografías lo recibimos con emoción. Los integrantes del equipo de ARENILLA, como sucedió con la recepción del trabajo creativo de Roberto Chávez y de Ricardo Castro, pensamos que la obra es… y no hallamos el término adecuado. Lo sublime es difícil de definir. ¿Cómo hacer una lectura de algo soberbio, que está más allá de lo cotidiano? Sé que nunca más esta calle volverá a tener este rostro. Jorge hizo eterno este instante del siglo XXI y nos lo regala, para que todos los espectadores hagan su propia lectura. Esta calle tiene una especial significación para mí. Crecí en ella, ahí viví toda mi infancia. ¿Alcanzás a ver los salientes de lado derecho? Ahí está la casa donde crecí. Caminaba pocos metros para llegar al espacio donde está el carrito del nevero y los escalones que dan al parque central del pueblo. ¿Mirás lo que digo? Es una de las principales calles de la ciudad, de las céntricas. En el edificio al lado del árbol, en la parte izquierda de la fotografía, ahora existe el restaurante La Esquina de Belisario. Pensé: ¿y si Jorge la tomó durante el confinamiento por la pandemia? Sí, tal vez fue eso. Al inicio de la pandemia vi unas fotografías insólitas de París. La gran ciudad totalmente desierta. Nunca, en muchísimos años se había visto un bulevar sin movimiento. ¡No! Jorge tomó esta fotografía antes de la pandemia, la tomó el 10 de noviembre de 2019, un día con actividad normal. Fue como si predijera que meses después el mundo mostraría imágenes similares en muchas de sus ciudades. ¡Sublime! No encuentro otra palabra para definir esta imagen. Y, vos sabés, la palabra resulta insuficiente, no alcanza a iluminar la belleza de la fotografía. Jorge esperó que las personas no caminaran por ahí, que los autos no se presentaran. Cuando el prodigio se dio él hizo el clic en el botón de la cámara y captó esta escena. Los comitecos sabemos lo difícil de captar una imagen similar en un día normal. Insisto, es una calle céntrica donde los autos circulan en profusión. Acá el ruido cotidiano desapareció, se logra escuchar cómo el silencio se posa como paloma. Posdata: no digo más, querida mía, dejo que gocés la fotografía. Agradezco a Jorge su generosidad para compartir su mundo, que es el nuestro, pero vuelto ¡sublime!