miércoles, 20 de julio de 2022

CARTA A MARIANA, CON LA BENDICIÓN DEL ZOOM

Querida Mariana: el Dios de la Tecnología dijo: “Hágase el zoom”, y medio mundo lo pepenó y lo usa. Te cuento, el otro día vi que estaba programada la participación de nuestro amigo Miguel Ángel Godínez, quien, ¿lo recordás?, estuvo en Comitán en el Centro Comiteco de Creación Literaria. Miguel Ángel fue coordinador del Centro de Escritores Chiapanecos (CECHE), al lado de Jesús Morales Bermúdez y del poeta Joaquín Vázquez Aguilar, el gran Quincho. De ello dan cuenta precisa varios amigos narradores, ensayistas y poetas: Gustavo Ruiz Pascacio, Carlos Gutiérrez Alfonzo, Gabriel Hernández, Mario Nandayapa, Rubén de Leo, Yolanda Gómez Fuentes, quienes, entre otros destacados escritores, tuvieron el privilegio de ser becarios. Menciono a ellos, porque son los becarios de mi generación. Hay más, por supuesto. A la hora que vi la invitación en el Facebook faltaban diez minutos para que iniciara el programa. Piqué el enlace y entré a la transmisión en vivo de la página “Relatos Taiyari” y, como dice el poeta Gustavo Ruiz Pascacio, recibí un abrazoom. No dejo de bendecir esta herramienta que, desde nuestra pequeña parcela, nos permite estar en contacto con el mundo. Ana Graciela González y Cristina Mejía son las iniciadoras de un espacio donde, semana a semana, acuden escritores para compartir su obra. Miguel Ángel eligió dos cuentos para compartir, textos simpáticos, imaginativos, con la calidad de la casa. Llamó mi atención que la dinámica del programa es que no sólo lee el autor. Cada uno de los textos fue leído por fragmentos, inició Miguel Ángel, siguió Ana y continuó Cristina y va otra vuelta y otra, hasta concluir. ¡Genial!, porque los asistentes escuchamos tres registros, con buena lectura. Al inicio del programa y entre la lectura de cuentos se dio una plática bien sabrosa, tocando los ladrillos de la construcción narrativa o volando tantito hacia las nubes que Miguel Ángel colocó en ese cielo virtual. Todo sin poses, siendo ellos mismos. Esto transmitió la pantalla hasta donde estábamos los “mirones y oidores”, lo que significó un disfrute. ¿Ya viste los entornos? A mí me encanta que si se habla de literatura, los libros estén presentes. En el espacio de Miguel Ángel, una guitarra y un cuadro con animalitos. Miguel Ángel no sólo escribe cuentos y poemas, también le entra con gusto a la música, por ahí se avienta unos palomazos con un grupo de amigos artistas. Me encantó conocer a Ana Graciela y a Cristina. Ya dije que sin pedantería condujeron el programa anteponiendo la cuerda de lo sencillo y esto se agradece. Antes del final, Miguel Ángel compartió un mojol (pilón, le dicen en la Ciudad de México), un texto breve que hizo el contraste con los dos anteriores, porque los dos seleccionados fueron relatos gozosos, el texto breve final fue como una cinta que apretó tantito la garganta e hizo que los ojos se humedecieran. Te invito, querida mía, a que una tarde que tengás un tiempito entrés a ver el programa. Ahí está en la página “Relatos Taiyari”. Disfrutarás la plática y la lectura. Posdata: basta ver los rostros de los tres participantes para saber que la plática se dio en un tono agradable, donde todo es como estar en la sala de la casa, tomando una taza de café con pan, con pan comiteco. Me encantan las transmisiones en zoom, disfruto ver la pantalla con las ventanitas, pienso en esas vecindades donde las personas asoman la cara en la ventana y platican entre ellas, donde se habla del clima, de la escasez del agua, de lo caro que están las cosas en el mercado, de los estudios de los hijos, del embarazo de la hija de la del cuatro, de las cosas sencillas de la vida.