miércoles, 6 de julio de 2022

CARTA A MARIANA, DONDE SE DICE QUE LUPITA MIJANGOS VIVIÓ LA ÉPOCA DE ORO DEL CINE COMITECO

Querida Mariana: esta foto me la regaló Lupita Mijangos. Ella nació a finales de los años cincuenta y entró a trabajar como secretaria en el Cine Comitán y Cine Montebello. En un Platicatorio contó que fue a entrevistarse con don Rafa Pascacio, dueño de los cines. Don Rafa la aceptó y ella, a la edad de catorce años, tuvo su primer trabajo. Esta fotografía que durante mucho tiempo permaneció en su álbum personal, ya es un testimonio gráfico de una época maravillosa. No sé si vos alcanzarías a dimensionar la grandeza de esos tiempos, los de la época de oro del cine comiteco, donde cientos de cinéfilos acudían a las salas cinematográficas con el mismo gusto y la misma pasión con que los creyentes acudían a misa. Muchos católicos asistían a misa sólo los domingos, pero había algunos que acudían todos los días. Cuando mi abuelita Esperanza estaba en Comitán asistía todas las tardes a la misa en el templo de Santo Domingo. Bueno, lo mismo sucedía con los cinéfilos, cientos de éstos acudían los domingos para llenar al tope las salas del Cine Comitán (películas mexicanas) y del Cine Montebello (películas extranjeras, norteamericanas en altísimo porcentaje), pero había un grupo de cinéfilos de hueso colorado que iban todos los días. Lupita mencionó a varios de ellos, quienes fueron los más fieles asistentes en los años maravillosos donde el cine era una de las pocas diversiones del pueblo. En esta fotografía vemos a Lupita frente a su escritorio, sus manos están sobre la máquina de escribir. Don Rafa le preguntó si sabía escribir a máquina mecánica y hacer operaciones con la máquina sumadora. Lupita dijo que sí, don Rafa la aceptó en el puesto de secretaria y Lupita acudió de lunes a sábado, de 9 de la mañana a una de la tarde y de cuatro de la tarde a ocho de la noche. La oficina estaba en el Cine Comitán, en el lado derecho del vestíbulo había una puerta y ahí lueguito el escritorio donde Lupita atendía las llamadas telefónicas, respondía la correspondencia, llevaba el control de las cintas exhibidas y ayudaba a vender boletos cuando era necesario. Frente a ella había una escalera que daba paso a la oficina de don Rafa que estaba en un nivel inferior. Para pasar a la oficina de don Rafa todo mundo debía pasar por el puesto de Lupita. Esta fotografía fue un recuerdo personal, ahora es un tesoro para nuestra identidad. Quienes fueron asistentes al Cine Comitán en los años setenta ya tienen un elemento para recordar el color que tenía la oficina del Cine Comitán. Las butacas de la sala estaban pintadas en rojo. El día de la fotografía, Lupita tuvo una blusa azul para hacer el contraste ideal. Acá nada de “tomame una foto así como que no me doy cuenta”, ¡no!, acá Lupita vio hacia la cámara y supo que el instante quedaría para siempre, hoy es parte del álbum de la historia del cine en Comitán. En el Platicatorio (decile a tus amigos que está en la página de Facebook de ARENILLA) Lupita contó que los domingos se daba la matiné (tres películas), muchos cinéfilos entraban a la gayola y al término de la función, ya casi a las dos de la tarde, empleados del cine subían para revisar con atención toda el área, porque había algunos muchachos que se escondían para esperar el inicio de la función de la tarde. Ah, qué atrevidos, con una entrada se quedaban todo el domingo viendo películas, mañana y tarde. Posdata: Lupita compartió sus recuerdos en forma generosa, recordó nombres de varios personajes ligados a la historia de los cines, rememoró con afecto la figura de don Rafa, persona entrañable. Lupita tenía catorce años cuando llegó a laborar como secretaria en ese espacio donde trató a mucha gente y conoció a Juan Gabriel y a Olga Breeskin, entre otros artistas que llegaron a Comitán en las famosas Caravanas Corona.