martes, 26 de julio de 2022
CARTA A MARIANA, CON UNA FOTOGRAFÍA LLENA DE TRADICIÓN
Querida Mariana: esta fotografía se la robé a Nina Rovelo. Ella está casada con Javier De La Cruz. Nina estudió la secundaria en el Colegio Mariano N. Ruiz, Javier también. Ambos fueron mis alumnos. No me preguntés de qué materia, a ellos tampoco les preguntés. Recordá que una ex alumna me dijo una vez que yo le había dado clases en el colegio, no recordaba de qué asignatura, sólo recordaba que la clase era divertida. Vaya, un punto a favor.
En esta fotografía, tomada en misa de acción de gracias, por término de un ciclo escolar, está un hijo de ellos, flamante graduado de secundaria, del glorioso Colegio Mariano N. Ruiz.
Los comitecos reconocerán de inmediato el altar del templo de San Sebastián, templo histórico de Comitán. La historia consigna que, en este templo, la palabra de Fray Matías de Córdova dio inicio a la Independencia de Comitán.
En este templo fue párroco el padre Carlos J. Mandujano García, fundador del Colegio Mariano N. Ruiz. Este templo está íntimamente ligado con la historia del colegio. Con mi generación estuve en misa de acción de gracias, en 1971.
Sin duda que Nina y Javier también estuvieron ahí, como, en el mes de julio de 2022, estuvo uno de sus muchachos.
En la parte posterior del grupo está, al centro, el maestro José Hugo Campos Guillén, mi jefe, actual director general de la institución.
Al término de la misa, los muchachos y el maestro Hugo se tomaron la fotografía del recuerdo. Los muchachos de mi generación tuvimos como maestro de dibujo técnico y de modelado en plastilina al maestro Javier Mandujano Solórzano, el famosísimo maestro Güero, amigo íntimo de la gran escritora Rosario Castellanos. Ya te conté que amigos de ellos aseguraban que Rosario le decía “Güero, hawaryú” a su amigo, en un juego interesante del saludo en inglés: how are you. Aparte de amigo de Rosario, el maestro Güero era primo del padre Carlos y gran artista plástico, por lo que el padre Carlos, amante y gran conocedor del arte, le encargó una serie de pinturas religiosas para adornar el templo. Digo esto porque en la parte superior se ve un juego intenso de azules. Es la parte inferior de una pintura que realizó el maestro Güero, en el centro del cuadro, en medio de estos prodigiosos azules, hay un cesto de mimbre que contiene panes y peces, en alusión a la multiplicación que Jesús realizó. Ah, qué maravilla. El Colegio Mariano N. Ruiz honra cada día a su fundador y a cada uno de los alumnos que pasan por sus aulas. Los maestros de todos los tiempos multiplican los panes y los peces de la ciencia y de los valores.
Nina y Javier estuvieron en este templo el día que se graduaron; en 2022 regresaron para agradecer la graduación de uno de sus muchachos. Ahora, ¡qué maravilla!, Javier tiene el mismo orgullo que tengo: Javier ahora es catedrático de la escuela donde una vez fue alumno. Ahora, Nina y Javier, acudieron al mismo templo donde tuvieron la misa de acción de gracias cuando concluyeron su educación secundaria, y lo hicieron para acompañar, orgullosísimos, a uno de sus hijos.
Los que saben nos han dicho que el cantante Sabina, en una de sus canciones, recomienda: “al lugar donde has sido feliz no debieras tratar de volver”; en contraposición, la gran Mercedes Sosa nos dice: “uno vuelve siempre a los viejos sitios donde amó la vida”. Nosotros, los Marianitos, volvemos a este templo y recuperamos las nubes que colocamos al lado del cuadro del maestro Güero; Nina y Javier las recuperaron y las envolvieron con el gusto de su muchacho graduado. ¡Qué bendición!
Posdata: los seres humanos disfrutamos los momentos luminosos, los recordamos con emoción. Cada vez que llegamos a cumplir una meta, nos sentimos llenos de vida, bien sea una carrera pedestre o una carrera profesional.
El recuerdo nos permite imitar la gracia divina del buen Jesús: multiplicamos los panes y los peces de la nostalgia y los repartimos como si nuestra vocación fuera hacer llover luz, mucha luz.