domingo, 24 de julio de 2022

CARTA A MARIANA, CON MÁS DUDAS QUE CERTEZAS

Querida Mariana: el visitante norteamericano estaba parado frente a un mostrador donde la señora preparaba los panes compuestos. La amiga comiteca que lo acompañaba comenzó a explicarle, en inglés, cuáles eran los ingredientes y la forma de preparar el antojito. Elsa, quien me platicó el hecho días después, estaba sentada en una mesa, con su papá y su mamá. Elsa y su mamá habían pedido órdenes de chalupas, panes compuestos, y el papá cenaba un hueso estilo tío Jul. El visitante norteamericano, más de uno ochenta de altura, ojos azules y risa como de maquinita sacapuntas, asentía en cada frase de su amiga y veía directamente hacia donde la señora embarraba una capa de frijol molido en una de las tapas del pan francés. Elsa y sus papás comentaban algo del día, de lo que le había pasado al tío Andrés y, mientras comían sus antojos, escuchaban los comentarios en inglés del visitante y de su amiga. Elsa no sabe hablar inglés, mínimos conocimientos aprendidos en la secundaria, los clásicos de lápiz, pencil; cuaderno, notebook. Pero, escuchó que la amiga al explicar decía en español los nombres de los ingredientes y el norteamericano los repetía y soltaba la risa de maquinita. Pan francés, repetía como lorito el de ojos azules, con la erre arrastrada; frijol, con la erre más arrastrada y risa; mayonesa, que sonó como maiyonesa; salsa y preguntó: ¿picante? El norteamericano ponía cara de asombro ante la mención de cada ingrediente, pero a la hora que la amiga le dijo: picles, él asintió y dijo: yes, yes. Esto me contó Elsa. Me preguntó si sabía el origen de la palabra picle. No, dije, no. Pues viene del inglés pickle, que significa pepinillo; y, como el gringo, asentí y dije: yes, yes. Claro, en muchas películas norteamericanas he visto cómo un personaje abre un pomo con pepinillos y los come con deleite, esos pepinillos, me explicó Elsa, están en salmuera, con vinagre pues. En Comitán adoramos los picles; en Norteamérica adoran los pickles; y en Damasco también. ¿En Damasco? ¿En dónde queda Damasco? El Internet dice que es la capital de Siria, y Siria es vecina de Turquía y de Irak. Pucha, está al otro lado del parque de San Sebastián. Lo que quiero decir es que las verduritas en vinagre que nosotros llamamos picles los preparan en lugares lejanísimos; quienes han viajado lo saben. Elsa explicó al amigo norteamericano que los picles de acá son verduras en vinagre, pero no llevan los pepinillos que él pensó. Luego que Elsa me platicó su experiencia en el restaurante, leí unas páginas de la novela “Stoner”, de John Williams (novela bellísima. Fresán dice que es una obra maestra), y hallé que en una cena que ofrecen unos personajes hay una charola con pickles de Damasco (pepinillos y quién sabe qué otras verduritas). ¡Qué coincidencia! A mí me encantan los picles que preparan en Teopisca, tienen un sabor dulce exquisito, quiero pensar que este dulce lleva panela. La tía Adelina le agregaba un chorrito de comiteco, apenas un hilito, y esto le daba a sus picles un sabor único, que era disfrutado por toda la sobrinada. Entiendo que la base de los picles comitecos es la zanahoria, más cebolla y el palmito (cada vez más escaso). En Teopisca venden frascos con palmito, exclusivamente. Una vez me contó un amigo que en Brasil encontró esos frascos con palmito encurtido, se le antojó el palmito, no lo compró porque tenía un precio altísimo. Posdata: Elsa dice que no hay viernes de Dios que no salgan a comer antojitos con sus papás. A veces van a comer tamalitos o tacos, pero lo que no falla una o dos veces al mes es la visita a los panes compuestos, chalupas, butifarras con tostadas y huesos estilo tío Jul. Cuando me lo dijo explicó que todos estos antojitos llevan picles, picles comitecos, aclaró, y soltó la carcajada deliciosa.