miércoles, 14 de enero de 2009

HUBO TIEMPOS


En Comitán hubo un tiempo sin algunos nombres. En los años sesentas, por ejemplo, era muy difícil conseguir ciertos libros. Los cinéfilos nos conformábamos con ver las películas que programaba el Cine Comitán, los lectores se conformaban con leer lo que la Proveedora Cultural tenía. No había más.
Aún cuando ahora no existen cines en el pueblo y la Proveedora Cultural aún se mantiene en pie de lucha, uno puede elegir la película a ver en un inmenso catálogo de un Video Club o del pago por evento de la televisión por cable y sky; y solicitar libros a través de internet. Los servicios de mensajería también han acercado las fronteras. Antes el correo tardaba eternidades, hoy, bastan dos o tres días para tener los libros a través de Estafeta o Multipack.
Hoy Kapuscinski lo podemos hallar en este chunche, pero si es preciso tener el libro, basta pedirlo a Gandhi o al Sótano.
El sábado, a maestro Jorge se le ocurrió que pidiéramos "Los cínicos no sirven para este oficio". Hace rato que fui al Colegio me dijo: "Ya llegó". Ahora que escribo esto tengo el libro sobre el escritorio.
La ventaja de estos tiempos es que ahora Comitán ya puede conseguir casi casi cualquier nombre. Ya no estamos en la orfandad, ya no sólo nos nutrimos de los nombres de acá.
¿Fellini en el Comitàn de los sesentas? ¡Imposible! Hoy ya podemos ver algo de él en youtube o rentar un película y verla en casa.
Claro, la magia de la sala cinematográfica está ausente, pero para esto tenemos el recurso de la imaginación.