martes, 13 de enero de 2009
NO LO CUENTES
No lo cuentes porque se sala, dicen los viejos (sala de salar, de que le cae sal, de que todo se convierte en estatua, de que el mar se queda con las puras olas, de que el proyecto toma otro camino, de que el hombre dispone y viene el diablo y lo descompone, de que del plato a la boca se cae la sopa).
Lo recomendable es cerrar el pico (aunque uno no tenga vocación de pájaro sino más bien de vaca o de toro).
Pero, según Laco Zepeda, Monsieur Oliva (papá de Óscar, buen poeta, pero funcionario conecultero chiapaneco de memoria irrelevante)daba aviso por todas las calles de Tuxtla cuando comenzaba con una relectura de El Quijote. Anunciaba con tambor y pito que se sentaría a disfrutar las andanzas de ese maravilloso soñador.
Así que yo, de manera más modesta, hoy tengo el agrado de participar el siguiente anuncio: "Acabo de iniciar la escritura de una novelilla". Nada más por el gusto de compartir.
El sol no anuncia su salida cada mañana a pesar de que este sí es realmente un prodigio (por cierto, ahora que escribo esto, en Comitán aún no ha "salido" y no porque sea de madrugada, sino porque amaneció nublado); es decir, lo realmente importante de la vida no se anuncia, prefiere la luz de la discreción.
Pero los hombres somos tan frágiles, tan poca cosa, que, como gallinas, cacaraqueamos cualquier huevo, "a güevo".
Todos los escritores dicen que el título es el final del proceso. Yo, ya saben, ya saben, contreras por naturaleza, comencé con el título. No he escrito nada más, pero ¡ya tengo el título!
Alejandro Benito Molinari Torres, con la tradición que dan sus más de cincuenta y un años de servir a la comunidad, anuncia a su distinguida clientela que comenzó a escribir una novelilla.
Jesús Morales Bermúdez, después de escuchar la noticia, diría: "¿Y?"
Y tal vez ahora el lector dice también "¿Y?".
Nada, el sol sigue sin salir.