viernes, 30 de enero de 2009

LAS NEBULOSAS DE FIN DE SEMANA


La nebulosa del viernes tiene matices. En apariencia la mayoría de personas ama los viernes. Es una pausa en la rutina de los oficios diarios. Es último día de clases y, para muchos también último día del trabajo semanal. Es "día de antro" dicen muchos jóvenes y algunos le hacen caso a la Micha siguiendo la prédica de que "hoy toca".
Pero no todo es tan ideal como parece. Hay muchas personas que entran a esta nebulosa con el mismo tren de siempre.
No quiero expresar asuntos obvios, pero existen muchas profesiones y vocaciones en donde ese distingo temporal no tiene sustento.
Hay hombres para quienes todos los días son días de actividad. Así, de repente pienso en los sacerdotes, por ejemplo. Conozco un cura admirable (existen, gracias a Dios no todos son hombres desequilibrados). Para este cura no existe tregua. Imagino que piensa en su oficio como una permanente oración. Es fiel, día y noche, a su vocación. Para él, los viernes no difieren en absoluto de los sábados o de los lunes. No descuida su labor ni un sólo instante. Y tal vez lo mismo les ocurre a los granjeros o a quienes están al cuidado de seres enfermos.
Hoy es viernes y para muchos comienza un breve periodo en donde la luz tiene otra dimensión. Hace rato salí al patio y vi la luz, quise hallar algún indicio que me dijera que hoy es viernes, pero noté que la luz es la misma de ayer jueves.
"Hoy toca". Hoy toca bañarse de esa luz que la naturaleza siempre nos enreda.