jueves, 16 de abril de 2009

Deuda saldada


Ricardo Cuéllar Valencia y su hija Cinthia.

Sra. Tere Serrano Castellanos, Ricardo Cuéllar Valencia y Cinthia.

Sra. Tere Serrano, Ricardo Cuéllar Valencia, Sr. Gustavo Tovar Carrascosa, Betty Tovar Serrano y Blanca Tovar Serrano.

Ricardo Cuéllar Valencia.

Las fotos oficiales son otras. Son unas donde aparecerán el Presidente Municipal de Comitán, los funcionarios de Coneculta y algunos regidores del honorable ayuntamiento de Comitán (por cierto, estarán ausentes los regidores encargados del área de Educación y Cultura, quienes son priístas y por lo tanto pertenecen a un partido político diferente al que ostenta el Presidente Municipal).
Ayer, un poco después de las cinco de la tarde, en improvisada y modesta ceremonia, con ligeras gotas de lluvia, el Ayuntamiento actual saldó una deuda de años. Comitán se debía este reconocimiento en la figura de Rosario.
Mucha gente de todo el mundo tiene el referente de Comitán a través de Balún-Canán; es decir, a través de la obra de Rosario Castellanos. Esa gente, convertida en ese bicho raro y alucinante en el que nos convertimos todos cuando somos turistas, llegaba a Comitán y buscaba algunos indicios de la autora de esa obra literaria universal y no hallaba más que bustos escondidos en un centro cultural. Claro, el "rastreador experto" halla huellas en cada pared, en cada balcón y en cada mirada de los comitecos. Pero, ahora, la encomienda es más fácil. Ya el Ayuntamiento -dijeron que conjuntamente con el Coneculta-Chiapas que dirige doña Jane Guadalupe- colocó una placa en la fachada de la casa donde Rosario Castellanos vivió su infancia (por cierto, mi maestro Enrique García Cuéllar -experto en cosas del lenguaje- diría que la placa debió llevar una redacción más propia al clásico modelo de sujeto, verbo y complemento; es decir: "Rosario Castellanos vivió su infancia en esta casa", pero esto ya es otro ajo). Ahí está el origen de muchos universos y ahora, sin necesidad de telescopios, medio mundo puede advertir una huella luminosa. ¿Por qué los ayuntamientos anteriores nunca escucharon esta demanda que el pueblo de Comitán hizo durante muchos años? No lo sé. Los laberintos de la política están llenos de niebla. Vaya pues un reconocimiento al actual ayuntamiento, llenó un vacío que pareciera intrascendente y sin embargo podría ser el inicio de una acción que desentierre el espíritu comiteco de Rosario.
Las fotos oficiales serán otras y darán cuenta del momento en que las autoridades develan la placa. Las fotos que este espacio consigna muestran otro instante, uno que no se revelará en las fotos oficiales. Después que el acto terminó, a la hora en que algo como una manta de silencio se hizo le pedí al maestro universitario Ricardo Cuéllar Valencia se colocara al lado de la placa (Ricardo había participado en un foro durante la mañana), luego lo acompañó su hija y después la familia que ocupa la mitad de la casa donde vivió Rosario (la otra mitad la ocupa la familia del hermano de Gustavo Tovar, herederos ambos de esa casa que, es justo decirlo, nunca fue propiedad del papá de Rosario. Don César vivió en casas rentadas acá en Comitán. ¿Por qué? Quien sabe. Don César era un hombre pudiente, pero decidió no tener casas propias en el pueblo. Tal vez presagiaba que el destino lo llevaría al distrito federal).
La ceremonia de develación fue un acto muy modesto. El destino sabe que su trascendencia está en lo que significa de acá en adelante.