domingo, 12 de abril de 2009
Rosa, rosae
Lo he dicho: No soy experto en nada. Mucho menos en las lianas del español. Por esto, muy seguido, consulto el diccionario. Ayer abrí el Larousse y hallé la palabra Seguramente, el libro dice que es un adverbio que significa de modo seguro y pone un ejemplo de su uso: "¿Vendrás mañana? - Seguramente". Lo digo porque en Comitán estos adverbios son un recalentado que no comemos seguido. En Comitán diríamos: "¿Vas a venir mañana? - ¡Seguro!". No sé si este uso es prestigioso o no. El seguro lo usamos frecuentemente. "Seguro que ganaremos", decimos, para asegurar que el triunfo nos corresponderá. Imagino que el Larousse recomendaría decir: "¡Ganaremos!, seguramente" o "Ganaremos, con seguridad", pero no recomendaría el uso tal y como lo hacemos en este maravilloso pueblo. No lo sé.
Entiendo que la forma como usamos el lenguaje en este pueblo es otro de sus encantos. En muy pocos pueblos del mundo siguen empleando el uso del vos . Acá en Comitán aún es moneda de uso corriente (claro, claro, en capas sociales más altas no lo usan, porque dichos individuos están empecinados en adoptar y adaptar formas más extrañas. En lugar del "cantadito" emplean un tono plástico. ¿Han escuchado hablar a Jaime Camil? Bueno, pues así, más o menos. Qué horror, qué mello).
A veces voy al mercado "Primero de mayo" (está a una cuadra del parque central). Ahí escucho el voseo en forma natural. Seguro que esa gente no tiene complejos lingüísticos, de la misma manera en que reciben el sol así descuelgan las palabras que recibieron de herencia.
Creo que aún falta por hacer el estudio organizado del habla popular de Comitán. Hay intentos muy loables de consignar nuestra habla. Por ejemplo, una tesis que a propósito hizo Augusto Gordillo; o el libro de Arcaísmos, de Óscar Bonifaz; o el "Glosario", de José Luis González Córdova. Pero aún no existe el libro que nos dé cuenta de cómo y por qué hablamos como hablamos. Seguro que esto nos ayudaría a encontrarnos, porque si los jóvenes ya no usan el vos significa que estamos extraviados. Significa que los adultos no hemos tenido la capacidad de mostrarles el camino correcto.