viernes, 10 de abril de 2009

JUEVES SANTO: UN JUEVES CON CARA DE DOMINGO


Si no salgo de casa no lo advierto. Ayer jueves salí, apenas a dos cuadras y media de la casa, y advertí una niebla rara.¡Medio mundo está de vacaciones y el jueves tomó cara de domingo! Incluso tomó un rostro más raro. Algo brinca en el ambiente. Mientras estuve en casa todo transcurrió normal. Escribí un rato y luego me puse a pintar (¡después de un año de no hacerlo! Bendita semana santa que me permite hacerlo). Necesité ir con el carpintero para que pegara dos pedazos de madera al nicho que pinto. Cuando salí me topé con una calle semivacía. Medio mundo sale del pueblo. Mucha gente aprovecha y va a los lugares de moda: Cancún, Puerto Vallarta, Huatulco y demás playas jacarandosas. Los demás van a los "ranchitos" que poseen (ranchitos que, a veces, son propiedades inmensas, de esas en que se es dueño hasta "donde la vista alcance"). Cuando era joven iba con mis cuates a sus ranchos, por lo regular íbamos a "El Salvador", un maravilloso rancho, propiedad del papá de Jorge. Allá también el mundo tenía otro rostro.
¿Y qué pasa con la gente que se queda en Comitán? Porque no todo mundo sale, muchos se quedan en casa porque no les gusta salir en estas temporadas o porque no tienen dinero para ir de vacaciones (hay otros que pertenecemos a ambas categorías). La gente que se queda parece que se encueva. Sale solo para comprar tortillas, para ir a los oficios religiosos o para ir a pedirle al carpintero le pegue dos tablas a un nicho.
Sé que hoy ocurrirá lo mismo. Espero poder pintar; espero salir un rato para hacer el recorrido de "las siete iglesias". Esto es muy emocionante. En mis días de niño, mi mamá me enseñó que debíamos cambiar las monedas en los siete lugares. Uno dejaba, por ejemplo, una moneda de diez y tomaba una de dos (nunca fue una buena lección de economía, pero sí fue una buena forma de entender que, a veces, en la vida hacemos trueques donde, con conocimiento de causa, perdemos algo material y no perdemos nada).
Estos días toman otro rostro. Mucha gente aprovecha ir a descansar a las playas, otra gente se embrutece en alcohol o le da gusto al cuerpecito zandunguero hasta que ya no puede más; otros siguen la tradición católica y llegan al exceso de herir su mal gusto presenciando "representaciones"; otros se quedan en casa y pintan, escuchan música o se tiran en un sillón y ven la televisión. Muy pocos adentro de las oficinas, de las fábricas.