martes, 28 de abril de 2009

Pepenador de luces


Torre del templo de Santo Domingo de Guzmán, desde el patio principal del Centro Cultural Rosario Castellanos. Comitán de Domínguez, Chiapas.
Fotografía de Francisco Flores Medina.

Paco Flores no se asume como fotógrafo. No sé bien a bien cómo se manifiesta una vocación. ¿A qué edad Buñuel, por ejemplo, soñó con ser director de cine? No sé. Sí sé, en cambio, que Cortázar escribía desde muy pequeño.
Paco, ahora, carga su cámara digital a todas partes. Ahora, cualquiera diría, es muy sencillo ser fotógrafo, pero ¡esto no es cierto!
En los años sesentas, por ejemplo, quien llevaba una cámara fotográfica se asumía como un fotógrafo y quienes estábamos a su lado sabíamos que ¡era un fotógrafo! Hoy ya no es posible saber quién es quién, porque medio mundo tiene cámaras y celulares con cámara. Ahora cualquiera toma fotos, pero no cualquiera es un fotógrafo. Gracias a Dios todavía sigue existiendo una pequeña gran diferencia.
Ahora medio mundo escribe, pero no todo mundo es Cortázar; ahora, los avances tecnológicos permiten que muchas personas puedan elaborar sus propias "peliculitas", pero, creo estamos de acuerdo, no todo mundo es ni será Buñuel.
Hay gente que no aspira a ser Cortázar, Buñuel o el mejor fotógrafo del mundo. Toman fotos como quien toma un jugo de naranja o parte un pedazo de pastel. Así, sólo por el gusto. Paco, tal vez, se asume uno de ellos.
Sin embargo, yo veo en Paco una luz que prende otras estancias. Advierto un cierto interés, además de conservar la memoria familiar y de los afectos, por conservar una pequeña historia del Comitán de estos tiempos. Como si intuyera que la crónica visual de estos tiempos está en las manos de muchos aficionados.
Ayer leí la columna de Jacobo Zabludovsky en "El Universal", y leí la crónica de estos tiempos. Ahí, Jacobo se preguntaba: ¿Quién escribirá la crónica que leerán los lectores dentro de cincuenta años? Lo decía porque transcribió una crónica de los tiempos en que en México se dio la peste. Hoy, don Jacobo, la crónica la escriben cientos de blogueros y la preservan miles de fotógrafos aficionados en sus imágenes digitales. Claro, como siempre, las mejores fotos serán de los Bresson, y los mejores textos serán de los Cortázar. Pero la crónica del instante nos corresponde a todos.
De Paco es la foto que ilustra esta entrada. Él no se asume como fotógrafo, pero yo advierto en su mirada la misma luz que acá captó. Tal vez desde siempre soñó con ser fotógrafo, y ahora con sus cuarenta y tantos años de vida ¡ya halló el camino de su vocación!