jueves, 4 de junio de 2009

PUERTAS ABIERTAS


Juncaná es un poblado a la orilla de la carretera. Debe ser un punto mínimo en los mapas de Chiapas, porque es un poblado pequeño. No obstante, conforme avanzamos por sus calles de tierra, la maestra Dely (quien fue mi maestra en el kínder) comenta que durante varios años los pobladores han ganado "La mazorca de oro". Dice que es una tierra muy generosa (igual que su gente). En el mes de septiembre celebran la "Feria del maíz". La maestra dice que hacen tamalitos de maíz, muy sabrosos. Al llegar a la otra esquina, Tere pregunta con una señora nativa. Ella lleva un atado de flores sobre la cabeza, dice que la "Casa de la Virgen" está a dos cuadras, ahí donde está el portón de color morado.
Juncaná es un lugar famoso, a pesar de ser tan minúsculo. No sé qué pensaría Juárez al enterarse que cerca de donde está el monumento erigido en memoria del general Melo (un colombiano que fue presidente de la república de Colombia y fue asesinado en estas tierras olvidadas) hay una puerta que ahora es venerada porque un día apareció la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Paty y mi mamá argüendean en el patio de una casa donde hay una flor morada, mientras Tere y la maestra encuentran la casa de la Virgen. Los dueños abren la puerta de calle y nos invitan a pasar. En lo que fue una cocina, con el techo ahumado, hay un altar lleno de flores. La puerta de madera de pino tiene varios ojos (shubic, le llamamos en Comitán). En el shubic más grande "está" la Virgen.
El dueño de la casa dice que el día de La Santa Cruz llegaron sus hijos y nietos a comer con ellos. Estaban en el borlote de las tostadas, del guacamole, de las tortillas recién salidas del comal, de los frijolitos y del café con pan, cuando una de sus nietecitas les dijo: "¿Ya vieron a la Virgencita?". Todo mundo volteó a ver la puerta simple y la imagen se les reveló. Ese shubic parecía tener la imagen de la Virgen de Guadalupe. De inmediato los mayores sacaron el celular y tomaron fotos. En algunos acercamientos descubrieron más rostros. Una de las hijas del señor nos enseña las fotos en su celular. Acá, dice, está una niña en el vientre de la Virgencita. Y, en efecto, se detecta un rostro. Acá está Juan Dieguito, dice. Y, en efecto, al lado de la imagen de la Virgen aparece otro rostro. El dueño de la casa no se queda atrás y dice que también se mira una cruz. En efecto aparece ¿o es otro efecto?
Los de casa quitaron la mesa y todo lo demás, sólo dejaron unas bancas donde ahora reciben a los visitantes de la Virgen de Juncaná. Improvisaron un altar frente a la puerta. Ya luego llegó un señor y les dijo que no estaba bueno que la virgencita estuviera expuesta sin protección. Llega gente que, como Santo Tomás, tiene que comprobar con sus dedos que ahí está la virgen. Para que no se desgastara la imagen, al día siguiente le pusieron un marco con vidrio.
Mientras los anfitriones nos obsequian un vaso con agua de piña, el dueño de casa va a su recámara y me trae los dos periódicos donde está publicada la noticia de "la aparición".
Una vez que salimos de "la ermita", la maestra y Tere insisten en ir a conseguir unas matas de esa flor morada. Llegamos a una casa con un patio generoso lleno de plantas (incluyendo la tan codiciada flor morada). De entrada el dueño dice que no tiene renuevos, pero ellas insisten (mi mamá y Paty se han unido al contingente de apoyo), insisten tanto que al hombre no le queda más que ir por una cubeta llena de agua y una coa. Humedece la tierra y se pone a chambear para "desembrar" unas matas llenas de polvo. Las cuatro mujeres se sientan en unos sillones que están en el corredor de la casa, se abanican, mientras el hombre suda con el encargo. Al final les da dos matas a cada una de las mujeres. La esposa de don César les cobra veinte pesos a cada una de las mujeres y les regala chiles siete caldos y les dice que si no "pegan" las matitas regresen para que les dé más.
Yo miro un gato escuálido que tiene un lazo amarrado al cuello. Don César dice que llegó a regalarse y lo tienen amarrado a un poste (pero como es domingo, el gato está suelto y camina por todos lados arrastrando el lazo).
Juncaná es un lugar maravilloso. Su gente es buena. Tal vez por esto el general Melo se llegó a regalar ahí; tal vez por esto la virgen -según muchos creyentes- anda enredada en el shubic de una puerta de madera.