martes, 30 de junio de 2009

¿QUIÉN LOS ENTIENDE?


Hubo un tiempo que vendí mis cajas pintadas en un bazar de arte y de antigüedades. Ahí llegaban muchos turistas ansiosos de "rescatar" algunos chunches de su infancia y de su adolescencia.
Era común escuchar lo siguiente: "Yo tuve un carrito como ese" o "mi mamá me enseñó a dibujar con estos lápices". Cuando se acercaban a mi changarro, algunos turistas mexicanos decían: "Mira, son como las cajitas de Olinalá" y después contaban alguna historia de una cajita con sus abuelos o tíos.
Junto a imágenes religiosas del siglo XIX, vajillas chinas o candelabros franceses, se amontonaban cientos de revistas viejas o carritos de latón. Había un negocio especializado en objetos de la Coca Cola, y otro negocio especializado en "tarjetas de teléfono".
A veces tuve la impresión de que la gente llegaba a adquirir lo que años antes, muchos años antes, había desechado como basura. Ahora lo repagaban con tal de volverlo a poseer. Al paso del tiempo, los objetos de nuestra infancia toman otra dimensión, como si fueran el eslabón para recuperar algo de lo irrecuperable.
Este escrito sale porque ayer escuché que quienes compraron boletos para los conciertos fallidos de Michael Jackson en Londres solicitan la devolución.
No los entiendo. Según yo, quien posee un boleto de esos posee algo sublime.
Doy por descontado que quienes compraron dichos boletos son fans al ciento por ciento del artista recientemente fallecido; por lo tanto todo lo que huela a Jackson los atrae. Son de esos fanáticos que ofrecen cantidades inconcebibles en la subasta de un pañuelo del cantante. Por eso ahora no entiendo el reclamo del dinero. Cualquiera pensaría que tienen entre sus manos un tesoro: ¡un boleto del concierto nunca realizado! Esos boletos, un instante después que el cantante falleció se convirtieron en ¡reliquias!
Y sin embargo, ahí los tendré haciendo fila para recuperar su miserable dinero.
Ya los veré, dentro de algunos años, jalándose los cabellos, visitando negocios especializados en chunches de Michael Jackon, lamentándose por haber "vendido" sus boletos. Ya los veré pagar cantidades innombrables con tal de "recuperar" lo perdido.
No entiendo al género humano, de veras que no.