lunes, 1 de junio de 2009

EL VUELO DE MATEO



En medio del patio de la casa está el cobertizo. Ahí está Mateo. Tiene nombre de apóstol, como si por sus muchas plumas fuera escritor de versículos. Pero no es escritor, ni cosa que se le parezca. Mateo es un ganso
Los cobertizos son estructuras sorprendentes, no tienen paredes, son ventanas infinitas abiertas al viento, al sol y a la lluvia. El cobertizo de Mateo es muy comiteco. Está sostenido por puntales de madera y techado con tejas rojas. Está levantado a mitad del patio porque, en realidad, es la cochera. Durante la noche sirve para guardar dos o tres autos, pero, durante las mañanas es como el hogar del ganso predicador. Yo sé que Mateo es generoso con sus amos y les presta su hogar para que lo usen como garaje. También sé que Mateo es feliz porque sus patas son de color naranja, del color de los amaneceres en Comitán, del color del suelo donde Mateo, el evangelista, tiraba sus redes de pescador. De hecho, los que saben cuentan que el nombre de Mateo alude a un Hombre con alas. No dudo que las alas son alas de ganso, esas alas que Mateo abre como si fueran un abrazo cada vez que alguien, desde el portón, dice su nombre.
Paty y yo, con frecuencia, vemos a Mateo cuando vamos a la tienda de sus amos. Al principio decíamos: “Vamos a comprar galletas”, pero conforme conocimos a Mateo modificamos la rutina. Hoy, cuando hace falta papel higiénico en la casa o cuando Paty tiene antojo de paletas Tutsi Pop (que es cada hora del día), decimos: “Es hora de ver a Mateo” y salimos de casa, damos vuelta en la esquina y, cuando estamos a diez pasos de la casa, rogamos a la suerte que Mateo esté en el patio, debajo de su cobertizo. ¡No nos importa que doña María Elena, detrás del mostrador, nos diga que no hay pan Bimbo o que se acabó la leche Lala, no nos importa, lo que nos duele es no hallar al ganso tomando agua! Como la casa de Mateo está a media cuadra de la iglesia de Guadalupe, a veces creo que las campanas suenan por el aire que el ganso hace al batir sus alas.
Cuando Mateo está tomando agua debajo del cobertizo nuestro corazón se pinta del color de sus patas. Mateo no es un ganso blanco, es un ganso jaspeado, tiene un plumaje como si estuviese manchado de café chiapaneco o de esas cintas que aparecen en el cielo en día de tormenta. Cuando Paty -o cualquier niño que sale de la primaria- desde la banqueta le dice: “¡Mateo, Mateo!”, el ave deja de beber, levanta la cabeza como si fuera una jirafa, abre las alas en forma de un libro magnífico y mueve sus patas como si caminara sobre la superficie de un cristal o de un lago y llega atolondrado a la puerta. Paty le muestra la mano, pero sin acercarla (porque Mateo pica, pica muy duro). Cuando no halla un trozo de piel para joder, Mateo se jode y no le queda más que picotear el duro metal del portón negro. Lo picotea con insistencia como si quisiera hallar un gusano o algo que sea como una botana.
Cuando Mateo no está en el patio algo como una niebla nos envuelve. A veces me detengo a medio camino de la tienda y le digo a Paty que ya no tiene caso ir. Pero Paty me jala, “le gana” la gana de ir a chismear un rato o de toparse con Frida, que no tiene nada que ver con la Kahlo. Esta Frida, a pesar de que tiene manos, no pinta porque es una perrita french poodle. Por lo regular se pasea a sus anchas por el local comercial y es muy afectuosa. Pero nada compensa el caminar altivo de Mateo. Y es que chuchos hay en muchas casas, pero muy pocos gansos, muy pocos.
Pero después de todo no me resisto al jaloneo de Paty, y termino yendo con ella a la tienda. Una vez ahí me siento en una silla enana en la que me siento a gusto, como si a esa altura yo estuviera más a la medida de las líneas de mi vida.
El otro día Mateo estaba como triste (aún cuando esto de tristeza no creo sea aplicable en los animales). Paty me dijo que estaba así porque quiere una pareja. Yo le pregunté cómo saben que Mateo es macho y ella no supo qué responder. Sólo esto falta, que alguna tarde de estas nos enteremos que Mateo es Matea. Sólo esto nos faltaría, que el ganso sea gansa o que en lugar de ave sea una tea de luz en suspenso.