lunes, 3 de agosto de 2009

MUCHO MÁS QUE EL SOL



Quién sabe por qué en España le llaman Tebeo. Tal vez por la misma razón que en EEUU le llaman Comic y en Japón le dicen Manga.
En mis tiempos de niño, a las revistas con dibujos les decíamos Cuentos o Historietas o Monitos. Apartábamos algo del “domingo” que nos daban nuestros papás y, el lunes por la tarde, íbamos a La Proveedora Cultural, de don Ramiro Ruiz, a comprar el Memín Pinguín o Tawa o La Familia Burrón o Los Supersabios o Kalimán.
En temporada de la feria de Santo Domingo, un señor ponía un puesto con renta de revistas de monitos. Dos o tres viciosos llegábamos todos los días y nos sentábamos en unas sillas enanas o sobre las duelas de madera, y “devorábamos” los cuentos. Siempre he sostenido que esta afición me llevó a entrar a la biblioteca con toda la emoción del mundo. El niño que lee comics está en el umbral de la gran literatura.
En los años sesentas del siglo pasado todo transcurría en el centro de Comitán, al menos para mí. La casa donde vivía estaba a media cuadra del parque, el negocio de mi papá en la propia casa y el negocio de mi mamá a escasos pasos; La Proveedora a media cuadra del parque, y los juegos de la feria de Santo Domingo se instalaban en las calles que rodeaban el parque central. Bueno, con decir que hasta Santo Domingo construyó su templo en una calle paralela del parque. Así pues no fue raro que la primera niña de quien me enamoré hubiera estado sentada en una banca de granito de ese parque.
Los que nacimos en este maravilloso pueblo nos reconocemos como Comitecos, éste es (como dicen los que saben) nuestro gentilicio. Gente de otra parte nos dice “Cositías”, esto no nos molesta en lo más mínimo. ¡Los comitecos somos mucho viento para asustarnos con simples remolinos levanta polvo! Somos orgullosamente comitecos, así como las mujeres nacidas en esta bendita tierra son Comitecas, a mucha honra.
Pero ahora resulta, por estas ondas de la globalización, que la palabra Comiteca no sólo designa a la muchacha bonita de estas tierras, sino que sirve para designar a una colección de historietas. ¡Por el amor de Dios! Así como quien colecciona periódicos tiene una Hemeroteca, o el coleccionista de libros posee una Biblioteca, ahora el compa que tiene una colección de Cómics tiene una Comiteca en su casa.
No crean que es choro, ¡no! Muchos españoles han retomado el término Cómic y ahora dicen que tienen una Comiteca en su casa. ¡Pucha, brincos dieran por tener una flor tan pura en su jardín!
Digo, ¡qué poco respeto por el lenguaje, por la bendición de la palabra! Ahora resulta que a cualquier cama le llaman nube. ¡No, no, por favor más respeto!
Ojalá que el Comité de Cultura de Comitán exija la Denominación de Origen y, con documentos fehacientes, compruebe que la palabra Comiteca sólo debe ser aplicada para la muchacha bonita nacida en esta tierra. Esa muchacha que huele a juncia verde y que tiene en sus ojos el color de la hora de la bendición suprema. Habrá que exigir a la Real Academia de la Lengua Española que no se pase de lanza, que para lanzas ya tuvimos suficientes con las que quebró El Quijote en sus aventuras.
Brincos dieran. La comiteca es una bendición para el mundo entero, pero ella no se sube a cualquier tren desvalido. ¿Colección de revistas de historietas? ¡Qué bobos!