jueves, 6 de agosto de 2009
NIEVE SOBRE OAXACA
"¿Ya te diste cuenta?", me dijo ayer, "No ha llovido como el año pasado". Sacó el pañuelo de su pantalón y se limpió la frente, como si estuviese sembrando maíz en el campo,a medio día. Estábamos en el café de La Casa de la Cultura, corría el viento suave de las seis de la tarde. Un rato antes leímos un cartel donde se anuncia la entrega del Premio de Novela Breve Rosario Castellanos. La entrega será mañana viernes (anuncian la presencia de doña Jane Guadalupe, la conecultera mayor. ¡Vaya, los coneculteros, cuando menos, tendrán este rasgo de atención para el galardonado!). Este año, Gerardo de La Torre recibirá el premio por la obra intitulada "Nieve sobre Oaxaca". En su físico le encuentro una cierta semejanza con el físico del gran Jorge Ibargüengoitia.
He leído algunos cuentos de Gerardo, leí por ejemplo un cuento que se llama, más o menos, "La casa del mono" (porque en la portada de la casa, sobre la puerta principal, existe un relieve en piedra con la forma de un mono). Es un cuento policiaco.
Yo pensaba que los escritores con cierto renombre no participaban en concursos donde corren el riesgo de quedar afuera de la selección (toda decisión de un jurado cae en el terreno de la subjetividad, de los gustos personales). Pensaba que cuidaban su "prestigio" y mandaban sus obras recientes directamente a la casa editorial que les publica. Sin embargo, parece que, como juego, o por los efectos de la recesión (que siempre está instalada en los bolsillos de los escritores), los "grandes" también le entran a los concursos. Y digo lo anterior, porque Gerardo de La Torre no es ningún principiante que somete su obra a concurso, con la esperanza de darse a conocer en el mundo literario. Ante esto, la pregunta es: ¿La obra de qué escritor famosillo fue desechada ahora en este concurso? ¿Cuántos escritores, con obra más o menos conocida, quedaron fuera del premio? En una ocasión Elva Macías, la esposa de Laco Zepeda, comentó, a propósito del Premio de Poesía Jaime Sabines, que "se da el caso de que buenos trabajos los desechan en la primera ronda de lectura". Ella había sido jurado ese año y, tal vez, tal vez, esperaba que entre los diez trabajos finalistas apareciera el trabajo de alguna conocida.
"Sí, ahora ha llovido menos", respondí. Todo mundo dice que el mundo está "alrevesado". Es el calentamiento global, dicen unos; es el niño o la niña, dicen otros. Y los que somos inexpertos no sabemos bien a bien a qué niño o niña se refieren. Uno sabe que los niños son tremendos pero no imagina uno tan travieso para que influya en el clima. "Ya no llueve como antes". Nos miramos y sabemos con certeza quién tiene la culpa. Él toma un sorbo de café, yo abro la botella de agua y la llevo a mi boca. En la calle pasa un grupo de muchachitas bonitas, el grupo aprovecha la tarde. Es una tarde suprema, el sol se tiende sin regateos, los niños corren y un perrito los sigue sin desmayo.
Mi afecto se despide, toma el paraguas (que, al menos esta tarde, sólo fue un estorbo) y se despide: "Nos vemos el viernes, para la entrega del premio". Le digo que sí, que Dios mediante, que si no llueve recio porque no soporto mojarme, ni siquiera por Gerardo de La Torre, ni siquiera por la Rosario Castellanos.