sábado, 24 de octubre de 2009

ESO QUE LLAMAN "CULTURA"



Abrí la bandeja de entrada y hallé la foto. De izquierda a derecha: Óscar Bonifaz, yo y Enrique Hidalgo Mellanes. Enrique envió la foto. Dice que es de 1997 y corresponde a algún acto de esos llamados “culturales”, en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. ¿De qué hablábamos? Tal vez, como siempre sucede, la palabra no fue más que pretexto que nos dio el destino para coincidir.
Según Enrique “todo indica que estamos durmiendo”. No estoy de acuerdo. En apariencia yo estoy “en uso del micrófono” y mi lectura debe estar tan “interesante” que, en efecto, Enrique está durmiendo y Óscar busca algo entre papeles.
Si como dice la canción “veinte años no es nada” ¡doce son muchos! Son muchos para quien está haciendo uso del micrófono en 1997 y ahora “hace uso” del teclado, porque para Óscar Bonifaz el universo es como una carcajada de gato. Juro que desde que lo tuve de maestro de literatura en 1974 se veía así. No, corrijo, tal vez ahora -en 2009- está más rejuvenecido. ¿Cuál es el prodigio? ¿En dónde está el pomo de la bendición?
“Todo indica que estamos durmiendo” dice Enrique. Yo digo que todo indica que estamos viviendo, pero a unos la vida los trata como si fueran leños y a otros los trata como si fueran nubes. Siempre me he pensado nube, pero, a veces, siento la piel tan rugosa que me asumo como un ahuehuete venido a menos.
Los árboles, así como las nubes, viven del agua. Acá queda demostrado que dos moléculas de hidrógeno y una de oxígeno pueden dar vida a sustancias tan disímiles como un árbol y una nube. Óscar, Enrique y yo también vivimos gracias al agua, pero, parece, que el “hache dos o” forma nubes en los cielos de Óscar y árboles en la tierra de Enrique y en la tierra mía. ¿De agua y de qué más está hecho el árbol de nuestros suelos? No lo sé. Tal vez por esto cuando llueve advierto cierto temor en mis hojas, es el temor al trueno y luego al rayo demoledor.