martes, 6 de octubre de 2009

BULTOS DE CINCUENTA KILOS


Los abuelos comitecos usaron la piedra. Pero no nos confundamos, lejos estuvieron de ser una parodia de Los Picapiedra. Nunca fueron picapedreros. Ellos encontraron el espíritu de la piedra. Porque, ya se sabe, un corazón de fuego late en el centro de cada piedra.
Los comitecos pavimentaron sus calles con piedra bola y forraron sus banquetas con lajas (rodajas de las enormes piedras).
Por esto, los hijos de esos abuelos crecieron en el espíritu de la dureza (no del corazón sino de la disciplina). Tomaron las esencias de la piedra y las volcaron en su espíritu. Comitán fue altiva como una montaña, fue nido para las aves en los más altos cielos.
Un día el cemento llegó. Los comitecos más recientes conocieron un polvo gris que debían mezclar con agua. Desecharon la piedra y se pensaron alquimistas. Construyeron laboratorios para hacer mezclas donde las varillas también fueron un material novedoso.
Hoy, el espíritu de piedra de los abuelos está a punto del derrumbe. Hoy, los comitecos de este siglo tienen "encementado" el espíritu. Por esto nos va como nos va.