jueves, 1 de octubre de 2009

INTENCIONES BLANCAS


Marcos fue con el carpintero y luego con el pintor. Ayer subió a una escalera y clavó el letrero en la parte superior de la puerta de entrada de su casa. Luego improvisó una pequeña sala con dos "butaques" forrados con piel de vaca y una pequeña mesa de centro. Colocó unas revistas viejas y esperó la llegada del primer cliente.
El primer hombre que entró a su "consultorio" fui yo, porque fui a comprar avena integral. Me encontré con la novedad de que ya no vende productos naturistas, a partir de la tarde de ayer es: "Doctor especialista en miradas".
Un poco como si fuera iridólogo se le ocurrió ofrecer sus servicios de "lectura de miradas". Su promocional reza: ¿TIENES PROBLEMAS PARA VER EN LOS OJOS DEL OTRO LAS INTENCIONES BUENAS Y MALAS? EL DOCTOR MARCOS OCEJEDA TE RESUELVE TUS PROBLEMAS. CINCUENTA PESOS LA CONSULTA. RESULTADOS GARANTIZADOS.
¿De dónde sacó esta idea? No pregunté porque se me hizo una falta de respeto. En cuanto me enteré que ya no vendía avena me despedí, pero él me detuvo tantito. Como había sido su primer visitante me ofreció un vaso con horchata. Yo recibí el vaso y me senté en uno de los butaques, ahí en medio del zaguán, comenzó a llover tantito, el patio de la casa se humedeció.
Él estaba en silencio y yo también. Pensaba en cómo le hará para ganar dinero; es decir, algo no encaja. Imaginé que yo era un cliente y quería "ver en los ojos del otro las intenciones buenas y malas". ¿Cómo le hace el "doctor" para ver al otro si sólo estoy yo? Así que no dudé, saqué mi cartera y puse un billete de cincuenta sobre la mesita y le dije a Marcos que, ya que estaba ahí, pues aprovecharía a consultar.
Marcos se paró,fue a otro cuarto y regresó con una bata blanca y con un pequeño aparato, como un monóculo de plástico. Se sentó frente a mí y colocó el aparato sobre mi ojo derecho, me dijo que cerrara el izquierdo. Luego de un minuto, más o menos, me dijo que ya estaba listo. Me entregó el aparato, que era como una moneda de diez pesos y, en voz baja, me dijo que cuando yo esté frente "al otro", así, como quien no quiere la cosa, dirija la lente a la cara de él (o de ella). "En seguida aparecerá sobre la lente el resultado". Hizo una prueba, llamó a su hermana Martha, ella salió de la cocina, limpiándose las manos con el delantal, atravesó el patio, corriendo porque la lluvia había arreciado, y entró al zaguán. Marcos le dijo que se quedara ahí en la entrada y me dijo que dirigiera el aparato hacia ella. Un poco riéndome (por dentro) puse mi mano sobre mi rodilla derecha y moví la lente hacia el rostro de Martha y en la lente, como si fuese una pantalla de celular, se iluminó una franja amarilla. Marcos le dijo a su hermana que se retirara. Mientras ella corría de nuevo, el "doctor" me dijo que la intención de su hermana era neutral. Cuando la lente se ponga blanca, la intención del otro es positiva; si se pone roja, ya se sabe.
Ahora tengo la lente acá, entre mis manos, y, sólo por mera diversión, la llevaré a mi trabajo y, sólo como mero juego, la probaré entre mis compañeros. Mañana les platico.
Caras vemos, intenciones no sabemos.