jueves, 23 de diciembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON ARROZ

Querida Mariana: me sorprendió la primera vez que lo vi. A la salida del templo, los amigos de la pareja recién casada aventaron arroz a los novios. Todo tiene un símbolo, todo es parte de un ritual, pero a mí me sorprendió que la gente tirara el arroz, cuando en casa mis papás me decían que no debía dejar ni un granito de arroz en el plato y mucho menos tirarlo. ¡Algo andaba mal en el mundo! Ayer, mi amigo Héctor (lo celebro) me dio la noticia de un proyecto aceptado y dijo: “Este arroz ya se coció”. El arroz es un alimento que nos llegó de China (tal vez en la Nao), pero los japoneses lo llevaron al grado supremo al crear el sushi (que Carlos y Silvia preparan con excelencia, en La Casita). Pues resulta que este alimento es parte importante de nuestra cultura. ¿En todos los países avientan arroz a los recién casados? No lo sé. Qué mal mensaje. ¿Por qué se hace? Busqué en el Internet y encontré que se acostumbra hacerlo para desear prosperidad y fertilidad a la nueva pareja. No sé vos, pero pienso que el mensaje no es el adecuado, tal vez por eso muchas parejas no logran prosperidad y son infértiles. Pienso que el ritual sería otro, no sé, tal vez tomar un puñito de arroz y colocarlo en la cesta que llevan los novios entre las manos. ¿Aventarlo? Es una muy mala lectura para el universo. A mí me gusta comer el arroz integral, los que saben me han dicho que es más sano. El otro día vi un documental donde explicaban la diferencia entre el integral y el blanco. ¿Sabés en qué radica la diferencia? El blanco pasa por un proceso de pulido. ¿Para qué? Los que saben me dicen que el integral conserva todos sus nutrientes, en cambio, el blanco, a la hora de pulirlo le quitan esa riqueza. No entiendo. ¿Por qué decimos “este arroz ya se coció”, para expresar que un proyecto, gracias a Dios, salió bien? El arroz cocido ¿fue blanco o integral? Si fue blanco salió bonito, pero menos nutricio; espero que el arroz de Héctor sea integral. Decimos esto porque cocer arroz no es cosa sencilla. Los españoles tienen un término, socarrat, para nombrar al arroz chamuscado, el que queda pegado en el fondo de la olla. A mi papá le encantaba comer el arroz chamuscadito, a mí también. A alguien que le salió bien su proyecto, ¿puede decir “este arroz ya se coció, bien chamuscadito”? Algo tiene el arroz que nos seduce. Nadie dice: “este frijol ya se coció”. El actor mexicano Mauricio Garcés, que fue famoso en los años setenta, decía: ¡Arroz!, para decir que la chica tenía muy buen ver y mejor comer. Sé que, a pesar que vos sos muy joven, no debería explicar lo de Mauricio, porque sos como Carlos Fuentes o Carlos Monsiváis, que sabían todo del cine mexicano. El “¡arroz!”, de Mauricio Garcés, se volvió popular. No he hallado información fidedigna acerca del motivo por el cual el tal Garcés decidió decir arroz, en lugar de tomate o perejil. Bromeo. Pero lo que sí usan algunos compas es lo de mango, para expresar lo mismo. Alberto, imitando a Mauricio, pero dándole su nota personal, cuando pasaba a nuestro lado alguna muchacha bonita, decía: “¡Mango!”, estiraba la a y entrecerraba los ojos, como si fuera japonés come arroz. ¿Recordás a Malenita? Ella tenía una perrita que bautizó con el nombre de “Oticorra”. Igual que a vos, me extrañó el nombrecito, original, pero extraño. Malenita dijo que lo leyera de atrás para adelante. ¡Claro! ¡Arrocito! Y ella fue quien me dio una versión acerca de la palabra ¡Arroz!, que mencionaba Mauricio, me dijo que leyera arroz de atrás para adelante. ¡Uf! Tremendo. Posdata: me acostumbré a no desperdiciar la comida, a valorar cada grano. ¿Tirar arroz? No es grato al universo. Preferible poner un puñito en manos de los recién casados: “Que la prosperidad siempre esté en vuestro hogar”. Así ya tienen para comer el primer día y el novio constatará si la novia sabe cocer el arroz o se le quema.