martes, 7 de diciembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON DIVISIONES

Querida Mariana: a veces no te escribo, por ahí escribo algo que llamo Lecturas de fotografías o divido el mundo en dos. Hoy te escribo, pero es como si dividiera el mundo en dos: en nombrados y no nombrados. Los nombrados son quienes son figuras públicas, los no nombrados permanecen casi casi en el anonimato, son conocidos por sus amigos, familiares y un círculo cercano. En cambio, los otros, ¡ah, pucha!, todo mundo habla de ellos. Sí, el mundo está dividido en famosos y en anónimos. Pero, vos lo sabés, el mundo se mueve por todos, ¡todos! En ocasiones, el mundo camina más o menos derechito por la labor que hacen los anónimos. Ellos, como hormiguitas, hacen una labor sin tanto reflector, pero en forma permanente. El mundo no se cae, gracias a ellos. Es una bobera lo que diré, pero el “Señor Bimbo” y la “Señora Coca Cola” no serían tan famosos sin la presencia de los no nombrados. ¿Qué haría el señor Bimbo sin los sembradores y cortadores de trigo? ¿Qué haría doña Coca Cola sin los miles y miles de sembradores y cortadores de la caña de azúcar? Los no nombrados, los anónimos, los que se parten el lomo todos los días, de sol a sol, son los que hacen grande a los famosos. Los famosos ahí están, suben a escenarios, son iluminados por mil reflectores, son reconocidos, aplaudidos, perseguidos; aparecen en las pantallas de la televisión, en el cine, en los celulares. Son adorados por millones. Ahora hay un fenómeno singular: los influencers y youtubers son seguidos por millones de personas, ¡millones! ¿Qué hace la señorita influencer y el jovencito youtuber? Mostrarse en pantalla, con alguna gracia, que en ocasiones es sin gracia. Millones de no nombrados les dan vida, son como la harina para don Bimbo y el azúcar para doña Coca Cola. Esto no sucederá, pero si un día los millones de sembradores dejaran de producir para don Bimbo y sólo repartieran harina para los panaderos auténticos, los de casa, el panadero mayor de México se volvería pan ácimo y luego ni los ratones lo comerían. Lo mismo sucedería si doña Coca se quedara sin azúcar, se convertiría, como sus envases, en un producto desechable. La misma situación ocurriría si los millones y millones de seguidores miraran hacia otro lado y abandonaran a los tictoqueros. Como diría el poeta: echando cuentas a la vida, quienes hacen la vida son, en esencia, los no nombrados, los que tienen nombre y apellido pero que no son reconocidos en el mundo. Si ahora digo que anoche vi una pelea del Canelo, vos y medio mundo identifica al millonario boxeador pelo güero; si digo que anoche vi un video donde cantaba Alejandro Fernández, vos y medio mundo identifica al potrillo, hijo del potro mayor, el charro de Huentitán (no sé dónde es Huentitán, pero mi mente me dice que Chente es él). Lo mismo sucede con el mundo del cine, de la música, del teatro, del fútbol, del béisbol, del boxeo, de la ópera, de la pintura, de mil arterias de este cuerpo vital. Claro, no todo mundo identifica el mundo de la ópera, como sí medio mundo identifica a Mesi, pero si menciono a Plácido Domingo millones y millones lo reconocen de inmediato, porque hasta chistes se hacen de su nombre: “Tuve un plácido domingo, pero un lunes fatal”. Pensá en los famosos de nuestro Comitán, son reconocidos por la mayoría del pueblo. Si hacemos un ejercicio mental el resultado comienza a dar luces. Dame el nombre de un político, ahora el de una cantante, le toca a un futbolista, ahora una artista de teatro; ¿quién hace cine?, ¿quién es el director del Centro Cultural? Casi estoy seguro que pronunciaste un nombre y si hacemos la estadística muchos comitecos coincidirán; pero si te pido que me des el nombre de una persona que todos los días levanta la basura que dejás en la esquina, estoy seguro que dudarás. Tal vez tu mamá lo sepa, porque las mamás son afectuosas y al tirar la basura (antes de la pandemia) platicaban un rato con los levanta basura y por ahí intercambiaron nombres. ¿Cómo se llama la persona que prende el horno 32 de don Bimbo? ¿Cómo se llama la chica que supervisa la banda 18 donde se desplazan los embotellados de doña Coca? Sí, lo que decís es cierto, hay actividades públicas que crean imágenes públicas, e imágenes más sin reflector. No es lo mismo ser “El chicharito”, que cuando juega es observado por millones de fanáticos, que “El chicharrón”, que trabaja en la carnicería, local 4-A, del mercado del pueblo. Como diría el famoso Rocky, Silvester Stalone, nos falta ver más “bax” y salir más en la pantalla. Hoy son tiempos de imágenes. Por eso vemos a muchos que una tarde antes eran parte de los no nombrados comenzar a integrarse al cuadro de honor de los nombrados. Algunas personas (con criterio) preguntan: ¿y éste qué hace? Y nadie sabe dar razón, pero luego comienzan a ser nombrados, porque hacer ídolos de barro en estos tiempos es tarea sencilla. Como ejemplo están los llamados influencers, los youtubers, los tictoqueros. Se paran frente a una cámara, hacen alguna gracia, la suben a las plataformas y son aplaudidos por millones de fanáticos. El mundo de razón sabe que es peligroso inflar vejigas que no resisten, se corre el riesgo de que todo se pringue con polvo mediocre. El mundo no necesita tanto famoso, ya lo dije, el mundo camina por el paso de millones y millones de no nombrados que siembran a diario. De cosechones está lleno el mundo de la vanidad. En el Arco del Triunfo existe la Tumba del Soldado Desconocido. ¿Mirás? En París también saben que hay nombrados y no nombrados. Esa tumba nos dice que no sólo Napoleón caminó por este mundo, también muchos incógnitos dejan huella en los senderos de la vida. Posdata: todo es como un zoológico. La gente se divierte viendo a los changos haciendo sus monerías y los changos se divierten viendo cómo las personas hacen monerías. Vos sos de las no nombradas, porque no sos famosa, pero, bien lo sabés, te nombro todos los días, vos sos mi nombrada, la que da nombre al mundo, a la vida.