domingo, 12 de diciembre de 2021

CARTA A MARIANA, CON FOTOGRAFÍA DE ROSARIO

Querida Mariana: acá está una fotografía de Rosario Castellanos. La ficha dice que fue tomada por los hermanos Mayo, en 1974, en técnica plata sobre gelatina. La fotografía está expuesta en el Museo “El estanquillo”, de la Ciudad de México, museo especializado en vida y milagros del escritor Carlos Monsiváis. Don Carlitos gastó mucha paga en una de sus pasiones mayores: el coleccionismo. Esta fotografía es una de la colección de escritores famosos, tomadas por artistas de la lente. Los que saben dicen que los meses del año se escriben con la letra inicial minúscula, en caso de Mayo no es así, porque no refiere a un mes sino al apellido de cuatro excelentes fotógrafos. No sé si el dato de la ficha es correcto. Tal vez hay algún ligero tropiezo, porque la fotografía parece tomada en CU de la UNAM. En 1974, Rosario ya estaba en Israel, siendo embajadora de México en aquel país, es el año de su muerte. ¿Puede ser que el siete sea seis? ¿Que la fotografía fue tomada en 1964? Rosario trabajó con el doctor Ignacio Chávez, cuando éste fue rector de la UNAM. El doctor Chávez fue rector de 1961 a 1965. Tal vez esta fotografía es de ese periodo. La mayoría de retratos de Rosario (como sucede en caso de los escritores famosos) es una conjunción de celebridades: la retratada al frente de la cámara y el fotógrafo del otro lado. Los dos extremos exigen una complicidad total, un hilo de empatía. La técnica de plata sobre gelatina fue una innovación en el arte fotográfico. Ahora vos y los demás muchachos pueden botarse de la risa, porque el proceso de “revelado” de miles de fotografías es instantáneo. En los años sesenta del siglo XX el cuarto oscuro era un laboratorio de genial experimentación. Esta fotografía resultó de un proceso delicado de revelado. Por ahí andan excelsos fotógrafos chiapanecos que tienen series de famosos intelectuales. Faltan los coleccionistas, como Monsiváis, que adquieran la obra. El buen Monsi tuvo una especial habilidad para coleccionar series insólitas. Los grandes coleccionistas invierten en obras de arte, por ejemplo: pinturas y esculturas. Don Carlitos compraba cartones de los grandes caricaturistas de este país. Su colección, ahora, es de una riqueza visual exclusiva. No sólo coleccionaba la obra excelsa sino aquello que era parte de la cultura popular. Monsi nos enseñó a admirar y reconocer el arte urbano, el sencillo trabajo de algunos artistas sin gran renombre. En este retrato de Rosario, de los hermanos Mayo, ella ve hacia la derecha, como si buscara una mirada libre y no el del ojo cautivo de la cámara; tiene los labios abiertos, y parecería apretar los dientes, pero su semblante es de alguien que no está en tensión, sino de alguien que busca y se sorprende ante la vida. Cuando visité el Museo “El estanquillo”, en 2018, en compañía de mi amigo y compañero de trabajo Roberto Carlos, bobeaba y me sorprendía gratamente viendo el titipuchal de objetos diversos de su colección general; de pronto, en una pared vi la galería de retratos de escritores famosos y apareció nuestra Rosario. Te he contado que cuando estudiaba en la Ciudad de México, en Plaza Universidad, se escondía un paisano y gritaba ¡cotz!, de inmediato volvía la vista, buscaba y el paisano no aparecía. Sin duda que estaba botado de la risa viendo mis intentos por descubrirlo. Nunca lo descubrí, pero siempre supe que ahí había un hilo de identidad. Lo mismo ocurrió cuando vi el retrato de Rosario, en el museo “El estanquillo”, supe que en ese pedazo de pared había alguien muy cercana a nosotros, nuestra Rosario. Imagino que mi caso no fue único. Sin duda que muchos, al ver un retrato de Octavio Paz, piensan: “Ah, el vecino de Chimalistac”. Cada persona busca puentes para pasar a la otra orilla, la que está vedada a quienes no tienen asideros, en este caso, intelectuales. Imagino que lo mismo sucede en un museo del fútbol soccer cuando los aficionados jóvenes hallan a Messi o a Maradona y los aficionados viejos encuentran a Pelé o a Hugo Sánchez. Posdata: el retrato es sensacional. Como dice mi amigo Ricardo Castro la fotografía capta un instante único, irrepetible en el tiempo del universo. En este retrato, los hermanos Mayo captaron a Rosario en un momento único y nos regalaron ese instante sublime para volver a tener a nuestra paisana por siempre.