martes, 26 de mayo de 2009

APENAS AYER, ¿O HACE UNA HORA?


(De izquierda a derecha: Armando Pinto, Maestro Javier Mandujano Solórzano, Maestro Francisco García Agueda, Paty, Fer, Alex, Miguel Ángel Penagos Figueroa, Manuel de Jesús Nucamendi Pulido, Francisco Javier Flores Medina y José Luis Campero).

Hubo un tiempo. Eran los años ochentas. Comitán era un cielo de papel de china, un rebozo de luz.
Doña Carmelita me dijo: "No va a aceptar", pero entré a la sala de su casa, expliqué el motivo y el Maestro Güero (Javier Mandujano Solórzano) aceptó que una sala de la Galería "Bonampak" llevara su nombre.
El Maestro Paquito (Francisco García Agueda) aceptó de inmediato. Subió a su estudio y bajó con dos cuadros para que colocáramos en la sala que llevó su nombre.
La noche de la inauguración llegaron los dos con anticipación. Pasaron a la sala de la casa, donde mi papá los atendió. Cuando llegaron todos los invitados, Paty fue por los homenajeados.
Hubo un tiempo. Esa noche los dos comitecos de relevancia estuvieron contentos. Sus rostros fueron un vaso de temperante a la hora que develaron las placas. Fue un acto muy sencillo. Ese día entendí que los actos más modestos, en los lugares más apartados, también contribuyen a sembrar luces en el corazón de los hombres.
Hubo un cordel. A veces miro el cielo y encuentro algo del destello.