jueves, 21 de mayo de 2009

ORACIÓN QUE SIRVE PARA ALIMENTAR EL FUEGO DEL COMITECO QUE ESTÁ LEJOS DE COMITÁN


Que tu viento me siga a todas horas como un gato fiel y me permita respirar los otros aires y advertir los otros cielos.
Que, sin importar el lugar donde more, tus calles señalen mi camino. Esas calles retorcidas, con subidas y bajadas, que permiten beber los cielos como si estos no fueran más que un vaso de jocoatol o de temperante.
Que nunca me cubra la niebla del complejo. Que mi sinfonola toque siempre el cantadito de tu hablado y que cada vez que en lugar de usar el tú emplee el vos se llene mi espíritu con agua limpia.
Que te recuerde siempre pueblo, que te oiga siempre marimba, que te sueñe siempre chal, que te bendiga siempre flor de tenocté, que te invoque siempre piel de ciénega,que te grite cotz con la resonancia de la madrugada.
Que tu santo más amado sea una luz, aunque yo posea la sombra del incrédulo, del no creyente.
Que la nostalgia de los patios de tus casas sea el agua que riegue las plantas azules que me acompañan ahora.
Que siempre seás el caite que me pongo cada mañana, que siempre seás mi ablución, la novia recordada y añorada. Siempre el rosario de la tarde, el café de madrugada, el chimbo a la hora del té y el té a la hora en que la lluvia cae desconsolada.
Que cada mano, cada barandal, cada distancia sea como el paso que me devuelva a tu orilla de madre buena y abnegada.