Chiquero electoral
Persiste la manipulación
Roberto Coello Trejo
Las elecciones que se desarrollaron el pasado domingo en la entidad chiapaneca, en la que la ciudadanía renovó el Congreso Local y las 118 presidencias municipales, obviamente al margen de los resultados y dadas las circunstancias que rodearon el proceso antes, durante y seguramente después, pueden calificarse de un auténtico “chiquero electoral” en el que afloró toda la podredumbre y miseria que mantiene a los partidos políticos y a los que -con algunas excepciones- participaron en ellos en donde quedó en evidencia las miserias y desvergüenzas de unas dirigencias que definitivamente no tuvieron el más mínimo decoro para “negociar” cuando menos con dignidad, no propiamente los caprichos e intereses de las “juntas de notables” de aquí’ y de allá, si no del autoritarismo del que hicieron gala los que detentan el poder desde las oficinas gubernamentales, en las que se llevó las “palmas” el bajacaliforniano que se ostenta como “vice gobernador”, mismo que ha hecho de la entidad su reducto desde donde, tal vez más que aburrido y perdido en la penumbra del descrédito, deje colgado de la brocha y con un cúmulo de inconvenientes al gobernador Sabines, quien ocupado en otros menesteres no sólo le dió manga ancha sino que permitió las imposiciones, el trapecismo y que las aguas regaran otros jardines donde ha crecido y podría seguir creciendo la mala hierba.
En la selección de candidatos a ocupar los cargos de elección popular, que estuvieron en juego el pasado siete de octubre, se hizo a un lado la ortodoxia política para caer en el más ruin de los cinismos. Prevaleció en todos los casos, con diferentes actores que detentan el poder, la imposición para privilegiar la inmoralidad y en algunos casos hasta la venganza con el beneplácito de los dirigentes partidistas, que con su actitud e indiferencia avalaron la sin razón y la falta de tacto e inteligencia para en aras de un proceso, eso se suponía, limpio y democrático se fortaleciera el quehacer político del mandatario en turno.
Fue desde luego la ciudadanía, incluidos los viejitos, los que conociendo dónde les aprieta más el zapato tomaron, dentro del “chiquero”, la decisión -según ellos- lo más razonado y consciente cuando de acudir a la urna se trató. Su decisión bien pudo haber sido por el menos malo o tal vez por el más conocido, que sin significar continuidad constituya una garantía de que responderán a las exigencias y a sus ofrecimientos.
Obviamente que concluido el proceso y repartidos los cargos, las dos instancias de gobierno; estatal y municipal, deberán trabajar bajo un común denominador: sus representados. Los 118 municipios estarán gobernados bajo diferentes colores. No puede aventurarse a señalar que alguna de las caricaturas que se ostentan como partido vaya a tener predominio, aunque a la hora de la verdad los 118 tendrán que caminar por el rumbo que les marquen so pena de caer de la gracia de los que dictan las políticas y hasta usurpan funciones.
Se entiende que conquistado el triunfo se dejan atrás preferencias y colores. No pueden ni deben despojarse de convicciones ya que en ellas se sustenta el carácter y se privilegia la moral.
Quisiéramos estar equivocados, pero en el desarrollo de un proceso en el que prevaleció la inquina, los abusos, el odio, el coraje, el chantaje y el revanchismo de la clase política, no se puede dejar de pensar en el “chiquero” en el que muchos se enlodaron, se batieron y más cuando prevalecieron los acuerdos en lo “oscurito”.
De la integración de la legislatura nada cambiara. Quedaron fuera los que cayeron en desgracia gracias a los chismes y rumores malévolos de los que hablan al oído. Se levantaron con el triunfo los que gozaron del apoyo, la beligerancia y hasta la impunidad. Aún no hay conciencia de que hay que recibir lo que obsequien y votar por el preferido o por el menos malo. Los que se van como los que llegaron están cortados con la misma tijera que proporciona el poder omnímodo. Triste papel el que jugaron los partidos políticos. Ya no sólo son “títeres” sino que le entran, con gusto y agrado, a revolcarse en el “chiquero” que representa paz económica.
Qué quienes se alzaron con el triunfo así haya sido pírricamente, es lo de menos. Volvió, así traten de manipular las cifras, a vencer el abstencionismo.
Persiste la manipulación de medios
Los encargados de ¿hacer? la imagen del mandatario en turno siguen cayendo en dislates que atentan contra la libertad de expresión y de información y de paso creyendo, a piejuntillas, que la sociedad a la que deben de servir es un parvada de ignorantes y que como tales no merecen el menor respeto.
El pasado jueves el centro de la ciudad capital fue un verdadero caos. Para tratar de tapar el sol con un dedo “amordazaron” a los medios. La orden, que se cumplió a medias, fue minimizar las manifestaciones de estudiantes y maestros, que con o sin razón demandan respuestas a imposibles y que seguirán en su “onda” en tanto persista la beligerancia, la impunidad y el “si no estás conmigo eres mi enemigo”. Lo cierto es que los recordatorios, que fueron parejos al Diez de Mayo estuvieron a la orden del día. Miles de ciudadanos que acuden día a día a ubicar sus vehículos a los estacionamientos públicos del centro capitalino en tanto cumplen con sus labores, no les quedó más remedio que aguantar con estoicismo y tragarse los hechos más no las palabras.
Concluyó el mitin y los bloqueos, creemos que sin resultados. Al filo de las seis de la tarde retornó la calma con una secuela de daños económicos especialmente al comercio. Los medios escritos y hablados, bien “maiceados”, minimizaron el hecho. Aquí no pasa nada obviamente hasta que pasa. La pregunta sigue vigente ¿hasta cuándo los comunicadores seguirán prestándose a los juegos sucios y maquiavélicos de la manipulación mercantilista?.