jueves, 26 de marzo de 2009

Inventario


En los locales comerciales los letreros son simples: "Cerrado por inventario". ¿Cómo puede un hombre hacer un inventario de sus objetos más sencillos sin cerrar el changarro? Nunca he visto un hombre que se coloque un anuncio para indicar que hace un inventario de sus objetos personales. O tal vez no he tenido la perspicacia suficiente y cuando los hombres se enferman es porque están en plena actividad. Como no soporto esta última idea, hoy, lleno de vida, ¡hago un inventario! Lo hago porque con ello celebro casi casi el año de haber regresado a mi pueblo. Mi inventario, en otras tierras, estaba incompleto. Porque más que objetos inservibles, cacharros viejos, sueños fallidos, amores quebradizos y árboles que levitan porque la tierra les parece ajena, mi inventario está lleno de objetos de estas tierras. Son cosas sencillas, pero hoy reviso y hallo un cielo a las cinco y diez de la madrugada. Apago todas las luces de la casa para evitar el reflejo. ¿Qué más poseo? En este instante un gallo asoma y anuncia el advenimiento con su trompeta sorda. Este animal debe ser el mismo que a las cuatro hace un ensayo del concierto que brinda luego. Ya dije que en Puebla jamás oí este canto, como si los gallos no existieran, como si hubiesen desaparecido junto con los dinosaurios. Así pues, ya lo vieron, mi inventario está pleno de ramas sin complicaciones. Como que Dios ha puesto sobre mí su mano y ha modelado el más tenue cielo. Mi madre y mis afectos más cercanos son como flores que llenan los campos cada día. Un viento amable las recorre, las protege. Mi inventario está lleno de cosas como luces que no hieren, que alimentan. Doy gracias a Dios por ello.