domingo, 29 de marzo de 2009

Para evitar la rutina


Dicen por ahí que "La curiosidad mató al gato" y debe ser cierto. Pero ¿hay otra manera de vivir de manera intensa?
Yo, que soy un hombre sosegado, veo con interés el comportamiento del gato de casa: "Misha".
En cuanto despierta sale al patio y comienza a husmear cada flor, cada objeto que halla. Al principio pienso ¿qué emoción si son los mismos chunches del día anterior? ¿El Misha padece alzheimer? Mas luego me doy cuenta del espectáculo que arma y lo entiendo y aprendo de él.
Desde hace años observo al Misha y he aprendido una forma de vivir más plena. Él, igual que yo, es gato casero. Nunca ha salido de casa (con excepción del día que lo llevamos para su vacuna, con excepción del día -dentro de tres días hará un año- que lo subimos al carro para trasladar nuestra residencia de Puebla a Comitán). El otro día abrí la puerta y el gato, que husmeaba por ahí, se "atrevió" a salir a la calle. Más tardó en salir que Paty en meterlo. Entiendo a ambos, el gato quiere curiosear el mundo (no importa que en ello se juegue sus siete vidas), Paty lo cuida amorosamente (sabe que la calle es un territorio vedado para los animalitos que nunca han olido esos aires).
Igual que el Misha olisqueo cada objeto con el que me topo, pero igual que él no asumo ningún riesgo. Camino por las calles conocidas, no voy más allá del límite de mi pueblo. Cuando algo llama mi atención me acerco, pero luego recuerdo el dicho de la curiosidad y de su advertencia y, como si lo hiciera desde una ventana aséptica, curioseo, pero desde lejos, desde donde me siento seguro, desde donde no corro peligro.
Alguien dirá "¡Qué vida más sosa!", pero ¡no lo crean! Me divierto, a mi modo me divierto. Nunca me aburro (lógico, un gato no puede hacer el prodigio de convertirse en otro animal más que en araña).
¿Siempre la curiosidad mata al gato? Por fortuna no es así, el Misha husmea por todos lados y, gracias a Dios, sigue vivo en su inmaculado aire de distinción y de pedantería. Ah, pinches gatos, qué pedantes, qué orgullosos de sí mismos. Esto último debe ser porque siempre están descubriendo el mundo.